LUCHA POR LO QUE QUIERES

Cuando alguien evoluciona, también evoluciona todo a su alrededor, cuando tratamos de ser mejores de lo que somos, todo a nuestro alrededor también se vuelve mejor.
Eres libre para elegir, tomar decisiones, aunque solo tu las entiendas, toma tus decisiones con coraje, desprendimiento y, a veces, con una cierta dosis de locura.
Sólo entenderemos la vida... y el universo, cuando no buscamos explicaciones. Entonces todo queda claro.
Aprender algo significa entrar en contacto con un mundo desconocido, en donde las cosas más simples son las mas extraordinarias. Atrévete a cambiar, desafiate, no temas a los retos. Insiste una, y otra, y otra vez. Recuerda que sin fe, se puede perder una batalla que ya parecía ganada. No te des por vencido, Acuérdate de saber siempre lo que quieres. Y empieza de nuevo. El secreto esta en no tener miedo de equivocarnos y de saber que es necesario ser humilde para aprender. Ten paciencia para encontrar el momento exacto y congratúlate de tus logros, y si esto no fuera suficiente... analiza las causas.. e inténtalo con más fuerza.

"Es importante que uses tu discernimiento en cada mensaje que lees, sólo toma los que te hacen vibrar, los que no deséchalos, ten presente que el poder de la verdad está en tu interior, tú y solo tú sabrán cuál es".



El mundo está en manos de aquellos que tienen el coraje de soñar y de correr el riesgo de vivir sus sueños.

jueves, 30 de junio de 2011

Psicología Que Funciona Informe número 1


Las OCHO Reglas de la Mente Que Te Ayudarán a Cambiar Tu Vida

Quieres cambiar cosas en ti, pero tu cerebro parece que no entiende. Racionalmente le das órdenes, pero tu cerebro no las obedece. Es como si existiera una gran distancia entre lo que quieres y lo que consigues.

Existen ocho reglas fundamentales que el cerebro cumple escrupulosamente y que tenemos que tener en cuenta a la hora de producir cualquier cambio.

1. Todo pensamiento o idea produce una reacción física

Todos los pensamientos afectan a todas las funciones del organismo. Los pensamientos de preocupación desencadenan cambios en el estómago, que a la larga pueden derivar en úlceras. Los pensamientos de ira aumentan el nivel de adrenalina a la sangre, produciendo diversos cambios en el cuerpo. Los pensamientos de ansiedad y miedo aumentan la rapidez del pulso. Todas las ideas que tienen un fuerte contenido emocional casi siempre alcanzan el inconsciente (la mente del sentimiento). Una vez aceptadas, éstas ideas continúan produciendo la misma reacción corporal una y otra vez.

Es necesario, por lo tanto, romper ese círculo por algún sitio si no queremos caer una y otra vez en las mismas respuestas psicofisiológicas.


2. Lo que se espera tiende a hacerse realidad

El cerebro y el sistema nervioso responden a imágenes mentales, ya sean imágenes internas o externas. Las imágenes formadas se convierten en pautas fijas y el inconsciente utiliza todos los medios de que dispone para llevar a cabo su plan. Preocuparse es una forma de programar respuestas físicas que no deseamos y el inconsciente actúa para que se cumpla la situación representada en las imágenes. "Las cosas que temía han acabado por sucederme".

Muchas personas padecen ansiedad crónica, que es simplemente una expectativa mental inconsciente de que va a ocurrir algo terrible. Por otra parte, todos conocemos personas que parecen tener una magia especial. Parece que la vida les colma de bendiciones sin motivo aparente. De ellos decimos que tienen suerte. Lo que parece buena suerte es en realidad expectativa mental positiva, una honda convicción de que ellos merecen que todo les salga bien. Nos convertimos en lo que pensamos.

Nuestra salud física depende en gran medida de nuestra expectativa mental. Los médicos reconocen que si un paciente espera seguir enfermo, lisiado, paralizado, desvalido o incluso morir, tiende a hacerse realidad la situación esperada.

3. Al tratar con tu mente o con la otra persona, la imaginación es más poderosa que el conocimiento

LA IMAGINACION ANULA FACILMENTE LA RAZON. Este es el motivo por el que ciertas personas se precipitan a ciegas hacia actos o situaciones irracioriales. Los crímenes violentos originados por los celos casi siempre tienen la causa en una imaginación hiperactiva.

Muchos se sienten superiores a los que pierden sus ahorros en manos de timadores o siguen ciegamente a demagogos. Se ve fácilmente que estas personas sobrepasan su razón. A menudo estamos ciegos ante nuestras propias supersticiones, prejuicios o creencias irracionales. Las ideas que contienen una fuerte emoción, como la ira, el odio, el amor a nuestras creencias políticas o religiosas, son difíciles de modificar mediante el uso de la razón.

4. No se puede estar de acuerdo y al mismo tiempo tener ideas opuestas

Se pueden almacenar muchas ideas. La regla hace referencia al reconocimiento de una idea por la mente consciente. Muchas personas intentan obtener ideas opuestas simultáneamente. Un hombre podría creer en la honestidad y esperar que sus hijos sean honestos, y no obstante embarcarse en prácticas comerciales levemente deshonestas. Puede intentar justificar sus actos diciendo, "Todos mis competidores lo hacen, es una práctica "aceptada". Sin embargo, no puede eludir la tensión y su efecto sobre el sistema nervioso, originada por sostener ideas opuestas.

5. Una vez que una idea ha sido aceptada por la mente inconsciente, permanece hasta que otra idea la reemplaza

Esta regla va asociada a la siguiente: cuanto más tiempo permanece una idea, mayor es la resistencia a que se la reemplace por otra idea nueva.

Una vez que una idea ha sido aceptada, tiende a permanecer, y cuanto más tiempo actúa, más tiende a convertirse en una forma habitual de pensar. Así es como se forman los hábitos, buenos o malos. Tenemos pautas de pensamiento y acción. Anótese bien: "TODA ACCION VA PRECEDIDA DEL PENSAMIENTO". Si queremos modificar nuestras acciones, tenemos que empezar modificando nuestros pensamientos. Aceptamos ciertos hechos como verdaderos. Aceptamos que el Sol sale por el este y se pone por el oeste, incluso cuando está nublado y no podemos verlo. Tenemos muchas pautas de pensamiento que son incorrectas y sin embargo se han fijado. Existen personas que en momentos críticos beben whisky, fuman o consumen calmantes para rendir con eficiencia. Todo eso es incorrecto, pero la idea está ahí y resulta una pauta fija de pensamiento. Habrá oposición a reemplazarla con una nueva idea.

6. Un síntoma inducido emocionalmente, si persiste lo suficiente, tiende a causar cambios orgánícos

La ciencia médica reconoce que más del 60 % de las enfermedades humanas son psicosomáticas. La función de un órgano o de una parte del cuerpo se ha perturbado por la reacción del sistema nervioso a ideas negativas que sostiene el inconsciente. No se quiere decir con esto que toda persona que se queja de una enfermedad está enferma emocionalmente o es neurótico. Hay enfermedades causadas por gérmenes, parásitos o virus. ¡Somos un conjunto inseparable de mente y cuerpo! Si temes continuamente que tu salud se debilite, sí hablas constantemente de tus nervios de estómago o tus migraftas debidas a la tensión, a la larga pueden producirse cambios orgánicos.

7. Cada sugerencia llevada a la práctica disminuye la resistencia a sucesivas sugerencias

Cuanto más tiempo dura una tendencia mental, más fácil es de seguir. Una, vez que se forman los hábitos se vuelven más fáciles de seguir y más difíciles de romper.
Cuando el inconsciente ha aceptado una sugerencia, se hace más fácil que acepte nuevas sugerencias y las lleve a la práctica. En ello se basa la publicidad y el márketing.

8. En lo concerniente a la mente inconsciente y sus funciones, a mayor esfuerzo consciente menor es la respuesta del inconsciente.

¡La "Fuerza de Voluntad" no existe en realidad! (en muchas ocasiones). Si padeces insomnio has aprendido que "cuanto más te empeñas en dormirte, más te mantienes despierto". Al tratar con el inconsciente tómate las cosas con calma". Hay que saber dar las instrucciones al cerebro para que entienda exactamente lo que deseamos de él. El cerebro no entiende el lenguaje consciente, ya que utiliza un lenguaje que no está basado en palabras, sino en la estructura que tiene el pensamiento. Por eso no sirven todos esos libros de autoayuda en los que se trata de realizar autoafirmaciones. Esos libros te recomiendan frases del estilo: "Soy capaz de sentirme bien". Si pensar eso así funcionara, no habría problemas psicológicos. El cerebro no entiende ese tipo de frases. El cerebro funciona por estructuras. Decir "Soy capaz de sentirme bien" llega a nuestra parte racional, pero no hace que cambiemos nuestra forma de sentir.

Saber cuál es la estructura que hace que nuestro cerebro entienda nuestras órdenes, es un Informe que te enviaremos próximamente, dentro del Informe gratuito "Psicología Que Funciona", del que ya eres suscriptor, y que se titula "Como Alfred Hitchcock supo entender el funcionamiento del cerebro mucho antes que la mayor parte de los psicólogos".

Ricardo Ros.



martes, 28 de junio de 2011

Cinco claves para hallar la genuina Felicidad

ascripción de la charla que Jorge Carvajal impartió el pasado 21 de febrero en el Colegio de los Agustinos de Madrid, bajo el título “Creer y crear reglas para re-encantar la vida”. El acto fue organizado por la Fundación Ananta. El doctor y guía espiritual colombiano expuso cinco vías para hallar la autentica felicidad.

Podríamos callar, mirarnos a los ojos y sonreírnos. Podríamos encontrar en esos ojos una humanidad profunda y entrar en ese territorio de la magia que es el territorio de la vida. Podríamos creer que vivimos más allá de existir, a pesar de nuestro cáncer, a pesar de nuestro dolor…

A pesar de nuestras pequeñas miserias hay tanta grandeza en la semilla humana… Hay tanto en nosotros esperando para ser, para fructificar, para amar… Hay tanta humanidad esperándonos en las fronteras, esperando un encuentro entre el Norte y el Sur, entre el Oriente y Occidente… para así encontrar ese sol del centro del ser humano.

Hay tanto en nosotros esperando revelarse, recrearse, fructificar. Somos semilla y a partir de ese potencial infinito, de ese océano interior podemos re-encantar la vida. Podemos volvernos a crear y así divertirnos y gozar.

¿Y si de pronto pensáramos todos que el sentido de la vida es la felicidad? ¿Y si nos atreviéramos a ser felices? ¿Cómo sería eso? ¿Cuáles serían los ingredientes de la felicidad? ¿Si pudiéramos identificarnos con el ser que somos y no con la sombra, la apariencia o la dependencia?

¿Y si de repente volviéramos a ser lo que somos, auténticos, creadores de nuestros propios días? ¿Si pudiéramos entrar de lleno en ese río profundo de la vida que nos habita en cada instante, para encontrar en su cauce, corrientes de amor?

¿Si pudiéramos despertar ese torrente amoroso que habita en nuestra sangre…? ¿Si pudiéramos reencontrar la fuerza de nuestra propia identidad y así nos completáramos los unos a los otros? ¿Si pudiéramos, como Pablo Neruda decir: “Súbete conmigo a nacer, hermano”?

¿Si pudiéramos entrar en nosotros y aceptarnos reconocernos y amarnos…? Dejar de buscar a Dios en el exterior y descubrir que estaba allí en nosotros, esperándonos en nuestro propio corazón con su infinito potencial. ¿Si el único partido que tomáramos fuera a favor del ser humano y nuestra única religión, la del amor, y nuestro único método, el de la hermandad? Descubriríamos que cada cosa, cada evento es un maestro con el alma como aprendiz.

¿Si nos bajáramos de los pedestales del orgullo, de la maestría y del materialismo de una vida repetitiva y nos inventáramos la vida y regresáramos a la inocencia y ésta no fuera una inocencia ingenua, sino consciente? Entonces, volveríamos a ser como niños, porque el Reino de la inocencia es el Reino de los Cielos y él está en nosotros y es un templo de relaciones…

¿Si miráramos al dolor y la enfermedad como un Maestro? ¿Si aprendiéramos la lección y más allá de la culpa y más allá de la carga pudiéramos liberar la levedad de ese aprendizaje y con esa levedad ascender?

Hay seres humanos que creyeron en imposibles y los realizaron. Ahí está Ghandi, Simón Bolívar, la Madre Teresa … Ahí están con la desnudez de su autenticidad. No tuvieron más escudo que su conciencia del amor y su corazón abierto. Soñadores de imposibles que nos demostraron que los imposibles se realizan cuando creemos en nosotros. Cuando creemos en nosotros activamos el potencial de un Dios que no es externo, sino que es interior, un Dios que nos acompaña y nos da su energía y su fuerza.

¿Es posible ser felices? Sí, es posible, a pesar del dolor, pues el dolor no es lo contrario de la felicidad. Es posible ser felices a pesar de la muerte, pues la muerte no es lo contrario de la vida. Es posible ser felices a pesar de la tristeza, pues la tristeza no es lo contrario de la alegría. La felicidad es ese sentimiento leve de compasión y de aceptación que te lleva por la vía del Ser.

La felicidad es ese sentimiento incondicional en el que tú amas porque te da la gana, porque sí, porque llueve o hace sol; en cualquier caso sin ninguna condición. La felicidad sólo puede partir de ti. No es exterior, no depende de tu economía… La gente hoy, en Europa, tiene una economía dos veces superior a la de hace treinta años, pero es dos veces más infeliz. La felicidad no depende de los conocimientos. El conocimiento sin corazón es destructivo. De repente, adquieres un cáncer y descubres ese estado interior desde el cuál también puedes ser feliz. La felicidad es una construcción interior, parte de un paraíso interno. El Paraíso no es ajeno, tú lo pintas y entras después en él. Tú lo creas y lo re-creas.

En la felicidad no hay un Dios exterior. Tú eres a imagen y semejanza de ese Creador que habla en tu palabra, mira en tu mirada y ama con tu amor. ¿Podríamos entonces vislumbrar nuestro c ami no hacia la felicidad? Sí. Ese c ami no es un c ami no de retorno. Es un c ami no de consciencia. Es un c ami no que libera porque no está hecho de dependencias.

Nada que te ate, nada que te amarre, nada que conduzca al poder… te lleva a la felicidad. Más poder no da más felicidad, si no, más dependencia. Más placer no constituye más felicidad. Más vivir para los sentidos hace que pierdas el sentido. La felicidad es un c ami no hacia el sentido, un sendero que empieza en tu interior y termina en tu interior. Tú eres el centro del universo cuando eres consciente de ti.

La felicidad parte de la atención que es el uso fundamental de la conciencia. Cuando estás atento, te centras y eres dueño de ti mismo y de tu potencial. Cuando estás atento, generas un láser con tu propia consciencia y ahí habitas y tienes el movimiento, la vida y el ser. Cuando estás atento, construyes un espacio interior que te conecta con el infinito. Cuando estás atento, construyes el instante y en ese instante eres eterno. Cuando estás atento, te reconoces a ti mismo y vuelves a nacer de ti mismo, siendo el parto y el partero; eres el Creador, porque naces de ti y regresas a tu conciencia.

La atención es el momento más importante de la consciencia, es el momento de la creación en el que descubrimos el presente, es el tiempo de la sincronicidad, el tiempo de la resonancia. Uno nace al presente por la renuncia al pasado, al deshipotecar la vida de los condicion ami entos del pasado. Tenemos la vida hipotecada con las expectativas hacia el porvenir y entonces nos perdemos el lugar de la vida que es este instante. Este instante es sagrado porque en este instante, y no en otro, vive el ser. Allí no hay tener, allí no hay placer, allí solamente bulle el ser y ese ser es lo que somos: potencial infinito que nos habita, Dios tan inmanente como trascendente… Ese Dios Universal se interioriza en nosotros y convierte la vida en algo mágico. Ese Dios nos humaniza y nos redime. Ese Dios permite que el reino mineral cante y baile y que el reino vegetal florezca y que el reino animal pueda sentir. Ese Dios permite que el ser humano tenga las alas del pens ami ento y desde las alas del pens ami ento restaure la intuición, la visión de la totalidad. Desde esa visión de la totalidad nos unimos de nuevo en el maravilloso C ami no de Regreso al Creador, que Es y Somos.

El primer paso a la felicidad es la autenticidad. La autenticidad es una genuina identidad, una identidad única, original; es la identidad que nos hace íntegros… La vida es creativa cuando es única. La vida es arte, se goza, se inventa a cada momento. Cuando eres único vives la magia del amor. El amor no se gasta, no es repetitivo, no se fatiga, el amor no es rutina, ni condición… Es una fuerza magnética, atractiva que te renueva a cada instante.

Cuando te puedes renovar a cada instante eres único. Cuando eres único, te das cuenta de que eres importante, porque eres irrepetible y no tienes competencia posible, porque puedes compartir, te puedes entregar sin temor a perderte y con cada entrega te vas a renovar, te vas a completar y además, vas a completar al otro con tus ojos, con tu abrazo, con tu palabra, con tu silencio, con tu compañía, con tu presencia… Así puedes disfrutar la vida. Primera clave para la felicidad: sé como tú; no como nadie más, único, irrepetible y original.

Da tu propia nota en la sinfonía de la creación, esa nota que es necesaria porque no hay dos seres humanos como tú. Cuando tú no pretendes ser como nadie más que como tú, entonces descubres esa corriente hermosa del Creador que eres, y entras en el mundo maravilloso de tu tierra, de tu raíz, de tu savia, entras en el lugar desde el que puedes re-nacer. Si no tienes ese útero que te está pariendo, que es tu propia identidad, si no te aceptas, si no te amas, si no te afirmas, nada podrás encontrar. Autoafírmate para que te completes, para que completes el universo.

Ello no sería posible si no te hubieras perdonado. Lo más duro en el momento de la muerte es la culpa, no el cáncer o es el dolor. Lo más doloroso es el miedo al más allá, al infierno de esa falsa creencia de que hay un Dios castigador, el temor oculto de que Dios no te va perdonar. Pero Dios es amor, y donde hay amor no puede haber juicio. El juicio está dentro de ti, el infierno está dentro de ti y eres tú quien lo ha construido.

Sin embargo, podrías construir un paraíso. La pregunta es: ¿cuentas contigo, te aprecias, te valoras, te reconoces? Ese es el primer paso en el sendero de la felicidad. Es un paso hacia el interior. Encuéntrate contigo, en tu centro. Respira profundo y siente la maravilla de la vida. El sol brilla para ti, los pájaros cantan para ti y el aire y de la magia de la mañana soplan para ti.

El universo celebra tu presencia cuando tú te presentas ante ti. Entonces, descubres tu rostro, que no es otro que el del amor, recuperas tu poder y entras en comunión.

Vives en alegría y levedad y ya no tienes el peso del cuerpo, de la culpa, del condicion ami ento… Aceptas tus luces y tus sombreas.

Reconocerás la nota clave de un corazón que nace y muere a cada instante. La muerte y el renacimiento del corazón es la sístole y la diástole, dura un solo segundo. En cada segundo el corazón se da entero. Si el corazón guardara una gota en cada segundo, en una hora tendríamos insuficiencia cardiaca. Hermoso sería que nosotros pudiéramos atender esa ley del corazón y así en cada segundo, desde tu identidad, entregar y fructificar sin medida. Ese fruto dulce de tu vida se hizo para dar.

Cuando ya tengas tu tierra y tu paraíso, multiplica tus semillas, porque así, dándote, se liberan y es dando como recibimos. Cuando nos damos descubrimos nuestra genuina identidad, nuestra tierra, nuestro paraíso. Cuando hay un yo aparece un tú. Entre el tú y el yo se genera un movimiento de resonancia, de comunicación coherente, de diálogo. Surge ahí una inteligencia que representa tu capacidad de adaptarte a la vida. No hay una inteligencia espiritual, separada de la inteligencia molecular. Es una inteligencia dinámica y adaptativa: tu capacidad de adaptación a la vida.

El segundo movimiento hacia la felicidad es la adaptabilidad. Adáptate a la vida, al cambio, a la corriente. No te resistas pues produces calor, desgastas tu energía. Cuando no te resistes, la vida pasa a través de ti y te refresca y te fecunda.

Necesitas del otro para mirarte, reconocerte, observarte en ese espejo y poder modificarte y crecer hacia un nuevo ser. Esa nueva tierra tuya ha sido fecundada por el tú, cuando el tú cabe en el yo, entonces surge la maravilla del nosotros.

En nuestros estudios hemos comprobado que allí donde hay más confianza en los demás: en el vecino, en el de al lado, en el gobernante, en el empresario…, allí donde hay más confianza porque hay más transparencia y más honestidad, hay también una mayor felicidad.

Nuestra tierra es vulnerable y puede así germinar. Nosotros somos también vulnerables y nos podemos adaptar. Nuestra adaptabilidad es nuestra mejor fortaleza.

¿De qué esta hecha nuestra vulnerabilidad? Está hecha de flexibilidad. No tenemos que ser perfectos. Cuando somos auténticos y a la vez somos flexibles podemos germinar. Cuando el propósito del alma germina, entonces nos podemos realizar.

La segunda clave es por lo tanto humildad. La humildad es la clave del aprendizaje, sólo desde la humildad podemos abrir nuestro corazón y sensibilizar nuestra piel, todas nuestras pieles, la piel de nuestro campo mental, de nuestro campo emocional y abrirla a la caricia del cosmos.

Vulnerabilidad, humildad y flexibilidad son las claves para la nueva vida, para recuperar el poder de servir y disfrutar. El orgullo nos impide disfrutar, porque el orgullo nos separa. El orgullo divide y destruye el territorio de la conciencia, que es el territorio del nosotros.

Dos movimientos pues hasta el presente: El yo interno que nos conduce a la autenticidad y en segundo lugar la adaptabilidad para llegarnos al tú y construir un nosotros.

Ahí viene la tercera condición para la felicidad, la más difícil de todas: la vida cambia y todo muere. No hay nada constante. Todo muere salvo el cambio. No te resistas al cambio. El cambio te introduce en una corriente de transformación y transmutación que permite al Espíritu fecundarte.

El cambio es fuerza transmutadora. No temas el caos, pues es la matriz del cambio. No temas la oscuridad, pues son reveladores de la luz. Cuando aceptamos las transformaciones y las transmutaciones podemos ascender en la savia de la evolución, florecer y dar nuestro fruto.

Cuando nos reconocemos, encontramos la crisis aseguradora del cambio. Vivir es un proceso de cambio permanente. Cuando tenemos crisis, la vida se bifurca y no vuelve a ser la misma.

El cuerpo es un instrumento del ser y el ser es ese proceso de cambio permanente que nos empuja en un proceso de aprendizaje continuo… Vivir es encender un fuego interior, es convertir el conocimiento en sabiduría que nos permite desenvolvernos en un proceso de cambio permanente.

En el presente podemos siempre aprender del pasado. Podemos cambiar la historia aprendiendo las lecciones. Hay dos tipos de seres humanos: los aprendices y las víctimas. Tú puedes optar por una u otra vía. Puedes optar por dejar de ser víctima de tus creencias. Recuerda que ellas también pueden ser dagas o cáncer, pueden ser fatales.

Tú terminas convertido en aquello que crees de ti. Tú creas el universo en el que crees. Si tú crees que eres culpable, te castigarás de mil maneras. Si tú crees que no eres digno, te enfermarás. Podrías, sin embargo, mirar al pasado, con ojos de presente, de presencia y de amor, no para quedarte en el dolor de tu pasado, sino para aprender la lección que dejaste de aprender.

Todas las lecciones aprendidas te ayudan a disfrutar de la Presencia que habita en tu presente. Los problemas los podemos volver a re-vivir desde la consciencia y no desde la culpa o el condicion ami ento.

El problema no es lo que nos pasó, el problema es cómo vivimos lo que nos pasó. Si pudiéramos dejar el rol de la víctima, podríamos resolver esos aspectos cruciales que siguen congelados en nosotros.

La historia no es lo que pasó, sino la lectura que haces de ella. Si no dejas ir a las cosas, éstas se siguen reflejando en tu fisiología, en tus relaciones, en tu vida…, turbando tu felicidad.

La sensibilidad nos puede liberar o nos puede matar. Si la abordamos desde la posición de la víctima, se convierte en lágrimas de cocodrilo, en sensiblería y nos predispone a la manipulación que es el terreno de la inconsciencia. Eso no es una verdadera relación humana, pues hay posesión, chantaje…

En el terreno de la sensiblería todos somos víctima. ¡Que se acabe ese territorio de la sensiblería y el chantaje emocional y asumamos nuestra responsabilidad! Cuando nos duele la vida es que nos estamos despertando. No necesitamos tantos analgésicos. De pronto, necesitamos un dolor más grande para saber lo que éramos. De pronto, alguien necesita ver la cara de la muerte para constatar el valor de su vida, de su mujer, de su hijo… Tal vez tengamos que ver en la cama a nuestro hijo, que tiene una leucemia, para experimentar que es una enfermedad que no sólo tiene que ver con los glóbulos blancos, sino con la forma en que nos comunicamos. Que no sólo tiene que ver con una radiación ionizante, sino con nuestra agresividad, con nuestro desamor… No hay nada más radiactivo que las emociones contenida, retenidas y reprimidas.

Un día nos duele la vida y la vida nos dice que también es con nosotros y nos acerca un dolor que es un despertador. Un día vemos la proximidad de la muerte y ella nos enseña las lecciones más hermosas de la vida.

Un dolor nos hace sensibles, nos ablanda. Todo fruto maduro es blando. El amor deja de ser un amor duro y dominante y casi perfecto y se convierte en ternura, entonces vuelves a nacer. La sensibilidad nos hace tiernos. Los viejecitos se vuelven tiernos y les cuentan cuentos a los nietecitos. Inician el c ami no de regreso, el c ami no de regreso es la ternura.

En el seno del caos renacemos. En el caos existe un vórtice de sensibilidad infinita que nos permite transformarnos y emerger y con ello, llega también la felicidad.

El estado de emergencia es un estado de alerta intenso, de genuina presencia, de éxtasis. Se trata de un estado en que, aún con todas las perturbaciones, te encuentras contigo mismo. Paradójicamente, en el ojo del huracán hay una infinita paz y adquieres un potencial infinito.

El problema no es lo que ocurra fuera, si no lo que ocurre dentro de ti. Es posible, aún con toda la turbulencia, que mantengas tu serenidad. La serenidad es la paz profunda e inconmovible del ser que te permite abordar los procesos de cambio sin resistencia.

He ahí la tercera vía a la felicidad: no te resistas al cambio. Aprovecha la oportunidad de cada crisis. Utiliza tu infinita sensibilidad. Aprovecha las oportunidades que te brinda la vida para acceder a un nuevo potencial. Aprovecha la bifurcación cuando la vida no vuelve a ser igual. Aprovecha las semillas que la vida siembra en tu corazón, cuando la vida te duele profundamente. Aprovecha el parto del caos para nacer a un orden superior y así recrear y reinventar tu vida.

La cuarta vía a la felicidad es la responsabilidad. A un animal no le podemos pedir responsabilidad, pero sí a un ser humano. Responsabilidad es una sensibilidad convertida en capacidad de responder. Tu evolución está determinada por tu grado de responsabilidad.

¿A qué respondes? ¿Respondes por tus actos, respondes por ti? ¿Respondes al dolor ajeno? La responsabilidad es una condición esencial del amor. El amor sin responsabilidad es lo más peligroso que hay en este mundo. En nombre del amor hemos cometido las mayores barbaridades.

La responsabilidad hace que el amor sea una verdadera respuesta a la felicidad. El amor es reconocer lo esencial del otro. La responsabilidad nos permite comunicarnos y corresponder. El amor nos lleva a un universo maravilloso de correspondencias.

Todo verdadero amor surge de la ami stad y toda genuina ami stad es reciprocidad, es una vía que va en dos direcciones. Donde hay reciprocidad hay resonancia, donde hay correspondencia hay correctas relaciones humanas. Esa es la más maravillosa lección que vinimos a aprender: correctas relaciones humanas. En ello somos todos aprendices.

Vinimos a aprender a relacionarnos. No vinimos a aprender a ser ingenieros o abogados. Esos son instrumentos para relacionarnos. El hombre es un ser relacional y vinimos fundamentalmente a aprender relaciones humanas respetuosas, responsables, liberadoras. No son relaciones sociales para retenernos, para poseernos, para chantajearnos. Lo son para liberarnos y completarnos.

Así transformamos la ecología de la Tierra, que no es una ecología externa. Lo que le pasa a la Tierra es lo que le está sucediendo al corazón del hombre. Si yo abro mi corazón, abro la tierra dentro de mí. Si me amo y amo a mis semejantes, amo también a la tierra, al paisaje y la atmósfera. Y si amo con un amor puro no me cont ami naré. El resentimiento es el agente cont ami nante.

El amor liberador existe en la reciprocidad responsable. Amar es dar y recibir. Hay más sabiduría en el saber recibir. A menudo nos neg amos a recibir el regalo de la sonrisa, de la mirada del otro, por no comprometernos, por no quedar en deudas. Necesitamos infinitas deudas de amor como vía a la felicidad. La gratitud es esa habilidad que revela tu propia luz.

La quinta y última vía a la felicidad es la sencillez. La belleza es sencilla. Sólo lo sencillo es integro, sólo lo que es integro nos conduce a la unidad. La sencillez es transparencia, claridad, humildad, honestidad. Nos permite bajar del pedestal y entrar en la corriente de la gente.

Conquistar el código de la sencillez en tu vida te lleva a ser feliz. No se trata de ser el gigante de tus sueños, ni el enano de tus complejos… sino de entrar en la corriente de la gente y sentirte uno con todos ellos. Conquistar el código de la sencillez en tu vida es condición para ser feliz, porque no tienes ninguna expectativa, porque así eres feliz con todo y a pesar de todo. Esa felicidad te hace entrar en comunión con tu humanidad. En esa comunión nos damos cuenta que somos la voz del Creador, que a la vez somos co-creadores, llamados a recrear la creación.

Estamos aquí para conectarnos a la gran cadena de la vida, a esa gran cadena de inteligencia cósmica, río de conciencia. Somos mediadores entre los reinos inferiores y superiores de la naturaleza.

Cuando somos sencillos reflejamos el Alma, no para la vida eterna, sino para aquí y ahora en vivo y en directo. Ya no sólo comunicarnos, sino fundirnos por el centro, de corazón a corazón y así entrar en esa corriente de la evolución que pasa a través de nosotros para liberarse.

Autor: Jorge Carvajal Posada

Las corporaciones han ganado. ¿Debe de empezar la revolución en Estados Unidos?

La corporatocracia ha demostrado su hegemonía y su nefasto plan mundial. Tal vez lo único que podría detener a la élite en el poder es una revolución al interior. Pero ¿es plausible siquiera imaginar que la gente de Estados Unidos pueda organizar una revolución en contra del sistema que consume al planeta?

Mientras vemos señales de descontento en distintas partes del mundo, con un reclamo básico de inconformidad ante la clase política y el sistema capitalista-consumista que explota tanto a las masas como los recursos del planeta, sin ninguna conciencia o ética, surge naturalmente la pregunta de cuándo veremos un movimiento de protesta ciudadano, no cooptado o generado por la misma CIA, al interior del Leviatán de este orden mundial: Estados Unidos y la élite corporativa. Justamente porque la revolución tiene que ser interior —en la mente— pero también dentro del cuerpo cancerígeno que expande su sistema no sólo económico, sino de producción de realidad, de estilo de vida y de aquello que es deseable… Por esto resulta indispensable que los estadounidenses derroquen la maquinaria de su Estado supuestamente democrático, sofisticadamente totalitario. Algo que, porque los mecanismos de control —mental y militar— son más duros en casa, cerca de la fuente, parece tan improbable como indispensable.

El periodista ganador del premio Pullitzer, Chris Hedges, ha escrito un interesante texto (el cual puede ser escuchado en una lectura animosa en el video aquí presentado) sobre su visión un poco pesimista del estado actual de las cosas y la necesidad de que la revolución nazca primero en Estados Unidos. Actualmente los discursos revolucionarios, en la era en la que el marketing ha cooptado todo, después de haber visto miles de camisetas del Che Guevara y no poderlas distinguir bien de las miles camisetas de Britney Spears o de U2 que usan indistintamente los adolescentes en todo el mundo, parecen un poco ingenuos y poco estimulantes. Sin embargo, como parte del planeta y ante el estado crítico en el que se encuentra la civilización humana, la pobreza económica e intelectual, la explotación, la desigualdad y otros males afines, y sobre todo ante la destrucción del ecosistema y aparentemente del balance de la naturaleza, en cierta medida una afrenta al organismo rector de nuestro biosistema, la Madre Tierra, es necesario idear un plan para cambiar las cosas. Si bien se debe empezar siempre en el plano individual, si uno logra superar la amargura y el pesimismo, siempre será provechoso organizarse y unirse para crear un efecto exponencial, quizás del tipo 100 monos. Y si bien la revolución suena como algo de lo que hablamos después de que vemos una película inspiracional de Hollywood o nos comemos un ácido con la cara de Mickey Mouse —después de que leímos a Lovelock, a Marx, a Baudrillard, a Chomsky y nos emocionamos antes con el Subcomandante Marcos y luego con WikiLeaks— como seres políticos en el planeta no tenemos muchas otras opciones —además de irnos al cerro, hacer nuestra vida, quizás contribuir con nuestro ejemplo y nuestras semillas vibracionales (“poniendo nuestro granito de arena”, como dice la frase futbolista hiper-trillada) y esperar que pase la tormenta y un día podamos salir juntos al sol a crear una nueva civilización. La “revolución”, algo que hoy en día es usado por las élites occidentales para cambiar gobiernos incómodos en países árabes o en países subdesarrollados, de alguna forma, en alguna de sus transformaciones, tendría que servir, al límite, quizás antes del fin del proyecto humano, para cumplir los sueños del proyecto humano…

Hedges, con cierta razón, cree que las corporaciones ya han ganado (somos el ganado) y que este resultado no es extraño: salvo algunos apriscos históricos, la historia de la humanidad es la historia de la tiranía por distintos medios. Sin embargo, lo que está ocurriendo actualmente es que el capitalismo corporativo con su globalización, su sistema basado en el consumo, dependiente de combustibles fósiles e interminables guerras (que brotan como hongos), ha mostrado una incapacidad para dirigir al planeta con un plan sustentable a largo plazo (su única vision y deseo es más, siempre más). En una economía que se basa en el crecimiento infinito se conciben recursos naturales infinitos y, bajo esta frenética marcha, vivimos por primera vez bajo la amenaza de la extinción y el agotamiento (tanto de especies biológicas como de minerales y compuestos químicos).

Escribe Chis Hedges:

“Reaccionan a esta gran revelación pretendiendo que nada está pasando. Están desesperadamente tratando de mantener un sistema capitalista-corporativo condenado a fracasar. Cantan el mantra de que el mercado debe de determinar el comportamiento humano, al tiempo que el imparable mercado sin regulaciones llevó a la economía mundial a una convulsión y a la evaporación de 40 mil millones de dólares”.

Mientras esto sucede, este miope saqueo, los medios y el sistema de producción cultural (de realidades) envuelven la mente colectiva en una burbuja con una serie de minidramas de celebridades (Angelina Jolie salva a los niños en África, el congresista Wiener mandó fotos de su pene por Twitter…).

Así seguimos hablando de personalidades —como Obama, Bush, Clinton, en Estados Unidos— y estos jefes de Estado son prácticamente irrelevantes en comparación con los corporaciones y sus cabilderos que hacen que las leyes pasen y hacen que los gobernantes ganen. Quienes tienen el verdadero poder en el mundo son las personas que controlan las corporaciones. Una pequeña élite insaciable que cada vez tiene más poder. Goldman Sachs, una de las corporaciones responsables de la alquimia financiera (los banqueros son los nuevos sacerdotes, solo ellos acceden al conocimiento oculto de los instrumentos financieros) que provocó la crisis en el 2008, otorgó 17.5 mil millones de dólares en compensaciones a su gerentes. A la vez que los grandes banqueros del mundo anunciaron que se subirían los sueldos en un 36%. En Estados Unidos el 0.1 de la población controlaba en 1974 el 2.7% de la riqueza de ese país, actualmente controlan el 12.7% (cifras oficiales que no consideran las cuentas de banco secretas, el lavado de dinero, etc.).

Del otro lado de la moneda, alimento, agua y seguridad básica cada vez se alejan más del alcance de la población mundial. Desde el 2008 los precios en los alimentos en el mundo han subido 61%. Esto es bastante grave cuando ganas en un año lo que gana en una hora un CEO de una compañía del Fortune 100.

Para que todo esto pueda seguir ocurriendo las masas deben permitirlo. En Estados Unidos y en buena parte del mundo occidental aún se sostiene, y se defiende al pie del cañon, la sagrada democracia (“la democracia es la gran superstición de nuestro días”, dijo alguna vez Borges). Se representa una película con papeles antagónicos según el esquema del drama aristotélico —pasando por Maquiavelo y Bernays y Brezinski— y entonces tenemos a los demócratas que defienden las cuestiones liberales y se oponen férreamente a los republicanos, que defienden los temas conservadores. Y según aparecen en la TV debaten como enemigos… aunque en el fondo ambos defienden los mismos intereses (toman distintos caminos y a distintas velocidades para llegar al mismo lugar).

“Fomentando la ilusión en una clase sin poder que sus intereses pueden ser una prioridad, el Partido Demócrata pacifica y de esta forma define el estilo de un partido de oposición en un sistema totalitario invertido”, escribe Sheldon Wolin sobre el sistema canadiense, pero que podría aplicarse para buena parte del mundo.

La ilusión de la libertad es probablemente el máximo obstáculo a la libertad.

“¡Que no vengan a alabarnos el mérito de Egipto y de los tiranos tártaros! Estos aficionados antiguos no eran sino unos maletas petulantes en el supremo arte de hacer rendir al animal vertical su mayor esfuerzo en el currelo. No sabían, aquellos primitivos llamar “señor” al esclavo, ni hacerle votar de vez en cuando, ni pagarle el jornal, ni, sobre todo, llevarlo a la guerra para liberarlo de sus pasiones”, escribe Louis Ferdinand Celine.

Si bien es innegable que existe un cierto avance en la libertad y en el acceso a la información, que una mayor diversidad de temas y opiniones se discuten en los medios y ocurre un mayor intercambio cultural, también es cierto que esto se da solamente en la medida que “pacifica” y mantiene en un estado de relativo contento a las masas. Exigimos más canales de TV, más productos en el supermercado y que se hable de más cosas, pero no exigimos que renuncien los políticos que otorgan contratos a las corporaciones para monopolizar nuestra existencia —o no logramos exigir orquestada y masivamente que renuncien o que aprueben tal o cual ley, porque la mayoría estamos relativamente satisfechos, en el estupor de la televisión o procurando alimentar a nuestra familia sin concebir que es posible exigir y tomar de la élite lo que pertenece a todos. La sofisticación del totalitarismo y de la tiranía opera con inigualable eficacia cuando hace que los ciudadanos crean que son ellos los que deciden y tienen control del destino —o cuando este control simplemente deja de importarles, por elennui o por la radical distracción.

“¿Quién quiere rebatir el mito de que la raza humana está evolucionando moralmente, que puede continuar su saqueo de recursos no-renovables y sus niveles hedonistas de consumo, que la expansión del capital es eterna y nunca cesará?

“Las civilizaciones moribundas comúnmente prefieren la esperanza, aunque sea absurda, a la verdad. Hace la vida más fácil de llevar. Hace más fácil divergir la atención de las decisiones difíciles que se tienen que tomar para refugiarse en la certidumbre de que Dios, la ciencia o el mercado los salvarán”, dice Hedgres.

¿Marcharemos en aquiescencia hacia nuestra lenta desaparición o hacia nuestra completa esclavización, tal vez sin ni siquiera darnos cuenta que estamos siendo guiados a un cómodo e indolente matadero? Hedges de cierta manera pide una revolución en Estados Unidos, pero es realista (¿o pesimista?) y no lo hace con mucho convencimiento. ¿Cómo proceder para lograr esto? ¿Cómo organizar a la gente? ¿Cómo despertar a las masas? ¿Es esto absurdo, un poco de estéril contrapropaganda? ¿O todavía se puede encender la mecha que altere significativamente nuestra realidad colectiva?



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