Has de comprender estas palabras. En la vida todo es flujo. Al ser la vida un continuo fluir no puedes tener expectativas. Si las tienes, sufrirás porque las expectativas son posibles sólo en un mundo fijo y permanente.
En un mundo fluctuante no es posible tener expectativas. Amas a una mujer; ella parece ser muy feliz, pero a la mañana siguiente ya no lo es. La amabas por su felicidad, la amabas porque siempre estaba sonriendo, la amabas porque poseía la cualidad de ser alegre. Pero a la mañana siguiente, la alegría ha desaparecido. La cualidad ha dejado de estar presente y ella se ha convertido exactamente en lo opuesto a sí misma. Se siente desgraciada, está enfadada, triste... ¿qué hacer? No puedes tener expectativas; todo cambia, todo cambia a cada instante. Todas tus expectativas te conducirán al sufrimiento.
Te casas con una hermosa mujer, pero ella enferma y su belleza desaparece. Contrae la viruela y su rostro queda desfigurado. ¿Qué hacer entonces?
La vejez llega y las cosas cambian: un hermoso rostro se vuelve feo; una persona feliz se vuelve infeliz; una persona dulce se vuelve muy dura. Desaparecen las canciones y aparecen las actitudes de pelea. La vida es un flujo y todo cambia. ¿Cómo vas a tener expectativas? Si las tienes, entonces habrá sufrimiento.
Si la vida estuviera perfectamente delimitada y no hubiera cambios, si amarás a una chica y la chica tuviera siempre dieciséis años, si siempre cantara, si siempre estuviera feliz y alegre y tú también fueras el mismo; si tuvierais personalidades fijas, evidentemente dejarías de ser personas; la vida no sería vida. Serías como piedras, pero al menos tus expectativas se verían colmadas. Pero habría una dificultad: surgiría el aburrimiento y eso crearía sufrimiento. Nada cambiaría; entonces uno se aburriría.
Si las cosas no cambian, entonces te aburres. Si la esposa sonríe y sigue sonriendo cada día, día tras día, al cabo de unos días empezarás a preocuparte un poco; "¿Qué le ha ocurrido a esta mujer? ¿Es su sonrisa algo real o simplemente está actuando?".
Éste es el problema de la mente. Si la vida es un flujo, las expectativas no pueden ser colmadas. Si la vida fuera algo fijo, esas expectativas podrían ser satisfechas hasta la saciedad, de forma que uno llegaría a sentirse aburrido. Entonces no habría entusiasmo, pasión. Todo resultaría monótono, sin sensaciones, sin excitación, sin que sucediera nada nuevo. En la vida que vives, el cambio crea el sufrimiento, la ansiedad. En tu interior siempre hay ansiedad; te digo que siempre. Si eres pobre, surge la ansiedad: ¿cómo hacerte rico?
Si llegas a ser rico, surge la ansiedad: ¿cómo mantener aquello que has logrado? Siempre sientes miedo de los ladrones, de los delincuentes y de los recaudadores de impuestos del gobierno.
La ansiedad se ha convertido en tu estilo de vida; suceda lo que suceda, sigue habiendo ansiedad. Las experiencias del pasado crean sufrimiento porque siempre que pasas por una experiencia, esa experiencia deja en ti un rastro. Si la experiencia es repetida en muchas, numerosas ocasiones, ese rastro va haciéndose más y más profundo. Y luego, si la vida va en otra dirección y la energía deja de fluir por el surco de tus pasadas experiencias, te sientes insatisfecho. Pero si la vida continua igual y sigue fluyendo por el mismo surco, te aburres; entonces quieres algo de excitación. Si no hay excitación, ¿para qué seguir viviendo?
Si vives en función de tus hábitos pasados, el cuerpo siempre se sentirá bien, porque el cuerpo es un mecanismo. No anhela lo nuevo; simplemente quiere siempre lo mismo. El cuerpo necesita una rutina. La mente necesita siempre cambiar porque la mente es en sí, un flujo. No es la misma durante un solo instante. Va cambiando.
El reto crea ansiedad porque has de luchar por lo que quieres. Luego, cuando lo logras, cuando lo posees, surge otra ansiedad: la ansiedad por haber terminado con ello. Todo ha desaparecido. Es ya algo aburrido, algo muerto. La ansiedad está siempre presente porque la forma que tienes de vivir crea ansiedad. No eres capaz de sentirte satisfecho. Mediante las experiencias del pasado vas sintonizándote con algo determinado... y la mente dice que se necesita excitación, que se necesita cambio. Entonces todo el cuerpo resulta alterado. Y eso crea también ansiedad.
Te has de convertir entonces en el testigo de tus atributos, de las modificaciones de la mente, de los trucos de la mente, de sus juegos, de las trampas mentales, de los hábitos, del pasado, de las situaciones cambiantes, de tus expectativas. Has de ser consciente de todo esto. Sólo has de recordar una cosa: el que ve no es lo visto. Todo lo que puedas ver, no eres eso. Si puedes ver el hábito de la pereza, no eres eso. Si puedes ver tu hábito de constante preocupación, no eres eso. Si puedes ver tus condicionamientos pasados, no eres esos condicionamientos. El que ve no es lo visto. Tú eres consciencia y la consciencia trasciende todo lo que puede ser visto. El observador trasciende lo observado.
En un mundo fluctuante no es posible tener expectativas. Amas a una mujer; ella parece ser muy feliz, pero a la mañana siguiente ya no lo es. La amabas por su felicidad, la amabas porque siempre estaba sonriendo, la amabas porque poseía la cualidad de ser alegre. Pero a la mañana siguiente, la alegría ha desaparecido. La cualidad ha dejado de estar presente y ella se ha convertido exactamente en lo opuesto a sí misma. Se siente desgraciada, está enfadada, triste... ¿qué hacer? No puedes tener expectativas; todo cambia, todo cambia a cada instante. Todas tus expectativas te conducirán al sufrimiento.
Te casas con una hermosa mujer, pero ella enferma y su belleza desaparece. Contrae la viruela y su rostro queda desfigurado. ¿Qué hacer entonces?
La vejez llega y las cosas cambian: un hermoso rostro se vuelve feo; una persona feliz se vuelve infeliz; una persona dulce se vuelve muy dura. Desaparecen las canciones y aparecen las actitudes de pelea. La vida es un flujo y todo cambia. ¿Cómo vas a tener expectativas? Si las tienes, entonces habrá sufrimiento.
Si la vida estuviera perfectamente delimitada y no hubiera cambios, si amarás a una chica y la chica tuviera siempre dieciséis años, si siempre cantara, si siempre estuviera feliz y alegre y tú también fueras el mismo; si tuvierais personalidades fijas, evidentemente dejarías de ser personas; la vida no sería vida. Serías como piedras, pero al menos tus expectativas se verían colmadas. Pero habría una dificultad: surgiría el aburrimiento y eso crearía sufrimiento. Nada cambiaría; entonces uno se aburriría.
Si las cosas no cambian, entonces te aburres. Si la esposa sonríe y sigue sonriendo cada día, día tras día, al cabo de unos días empezarás a preocuparte un poco; "¿Qué le ha ocurrido a esta mujer? ¿Es su sonrisa algo real o simplemente está actuando?".
Éste es el problema de la mente. Si la vida es un flujo, las expectativas no pueden ser colmadas. Si la vida fuera algo fijo, esas expectativas podrían ser satisfechas hasta la saciedad, de forma que uno llegaría a sentirse aburrido. Entonces no habría entusiasmo, pasión. Todo resultaría monótono, sin sensaciones, sin excitación, sin que sucediera nada nuevo. En la vida que vives, el cambio crea el sufrimiento, la ansiedad. En tu interior siempre hay ansiedad; te digo que siempre. Si eres pobre, surge la ansiedad: ¿cómo hacerte rico?
Si llegas a ser rico, surge la ansiedad: ¿cómo mantener aquello que has logrado? Siempre sientes miedo de los ladrones, de los delincuentes y de los recaudadores de impuestos del gobierno.
La ansiedad se ha convertido en tu estilo de vida; suceda lo que suceda, sigue habiendo ansiedad. Las experiencias del pasado crean sufrimiento porque siempre que pasas por una experiencia, esa experiencia deja en ti un rastro. Si la experiencia es repetida en muchas, numerosas ocasiones, ese rastro va haciéndose más y más profundo. Y luego, si la vida va en otra dirección y la energía deja de fluir por el surco de tus pasadas experiencias, te sientes insatisfecho. Pero si la vida continua igual y sigue fluyendo por el mismo surco, te aburres; entonces quieres algo de excitación. Si no hay excitación, ¿para qué seguir viviendo?
Si vives en función de tus hábitos pasados, el cuerpo siempre se sentirá bien, porque el cuerpo es un mecanismo. No anhela lo nuevo; simplemente quiere siempre lo mismo. El cuerpo necesita una rutina. La mente necesita siempre cambiar porque la mente es en sí, un flujo. No es la misma durante un solo instante. Va cambiando.
El reto crea ansiedad porque has de luchar por lo que quieres. Luego, cuando lo logras, cuando lo posees, surge otra ansiedad: la ansiedad por haber terminado con ello. Todo ha desaparecido. Es ya algo aburrido, algo muerto. La ansiedad está siempre presente porque la forma que tienes de vivir crea ansiedad. No eres capaz de sentirte satisfecho. Mediante las experiencias del pasado vas sintonizándote con algo determinado... y la mente dice que se necesita excitación, que se necesita cambio. Entonces todo el cuerpo resulta alterado. Y eso crea también ansiedad.
Te has de convertir entonces en el testigo de tus atributos, de las modificaciones de la mente, de los trucos de la mente, de sus juegos, de las trampas mentales, de los hábitos, del pasado, de las situaciones cambiantes, de tus expectativas. Has de ser consciente de todo esto. Sólo has de recordar una cosa: el que ve no es lo visto. Todo lo que puedas ver, no eres eso. Si puedes ver el hábito de la pereza, no eres eso. Si puedes ver tu hábito de constante preocupación, no eres eso. Si puedes ver tus condicionamientos pasados, no eres esos condicionamientos. El que ve no es lo visto. Tú eres consciencia y la consciencia trasciende todo lo que puede ser visto. El observador trasciende lo observado.
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