Escritores del Cielo en Hades (1/10: Sanación Chamánica, Porno y Metalenguaje)
Primera entrega de una aventura literario-chamánica cortesía del lúcido alter-ocultista Aeolus Kephas: un recorrido ritual para atravesar el espejo de las neuronas hacia los misterios del Logos, el ADN y la programación linguística de la realidad.
Imagen: Cortesía de Lucinda Horan
Neuronas espejo, hechicería de la individuación y escritura chamánica
(agradecimiento a Mrs. Kephas, la escucha perfecta)
«No desdeñéis la palabra;
el mundo es ruidoso y mudo,
poetas, sólo Dios habla.»
-Antonio Machado.
«Escribir es una forma socialmente aceptable de la esquizofrenia».
-E.L. Doctorow.
PORNOGRAFÍA Y SANACIÓN CHAMÁNICA
En 1992, Giaocomo Rizzolatti y un equipo de neurocientíficos accidentalmente descubrieron las neuronas espejo mientras experimentaban con unos monos. Los monos tenían sus cerebros conectados con el fin de observar cómo las neuronas motoras se relacionan con los movimientos de las manos: cuando un mono tomaba un cacahuate, la neurona disparaba. Pero para la sorpresa del equipo, la misma neurona motora también disparaba cuando el mono veía a un asistente del laboratorio tomar un cacahuate. Aparentemente, para el cerebro del mono, ver a alguien tomando un cacahuate era una experiencia similar a tomar él mismo el cacahuate. Acción y percepción estaban estrechamente ligadas. El neurocientífico Vilayanur S. Ramachandran cree que las neuronas espejos son para la neurociencia lo que el ADN para la biología y que la “quinta revolución” es la revolución de la neurociencia (siguiendo a Copernico, Darwin, Freud y el descubrimiento del ADN de Crick y Watson).
Antes de que examinemos más de cerca lo que las neuronas espejo son, me gustaría empezar citando una interesante demostración de cómo funcionan, usando como ejemplo un tema con el que todos estamos muy familiarizados: la pornografía. El siguiente extracto proviene del artículo “Porn and Mirror Neurons”, de Jonah Lehrer.
“¿Cómo funciona el porno? ¿Por qué los humanos (especialmente los hombres) se excitan tanto viendo a alguien más teniendo sexo? A primera vista la respuesta parece obvia: ver porno detona una idea (empezamos a pensar en tener sexo), lo que luego detona un cambio en nuestro comportamiento (nos excitamos sexualmente). Así es como la mayoría de nosotros piensa sobre pensar: las sensaciones causan pensamientos que causan respuestas físicas. El porno es un ejemplo esencial de cómo puede funcionar un proceso de pensamiento como este.
“Pero esta simple respuesta probablemente esté equivocada. El porno no nos hace pensar en el sexo. En cambio, el porno nos hace pensar que estamos teniendo sexo. Desde la perspectiva del cerebro, el acto de excitación no es precedido por una idea separada, la cual absorbemos a través de la televisión o de una pantalla de computadora. El acto en sí mismo es la idea. En otras palabras, el porno funciona convenciéndonos de que no estamos viendo porno. Pensamos que estamos dentro de la pantalla, haciendo la cópula”.
Ahora reformulemos el argumento y apliquémoslo a un ritual chamánico de sanación.
¿Cómo funciona un ritual chamánico? ¿Por qué los humanos sanan al ver a alguien más realizar un ritual? A primera vista la respuesta parece obvia: ver un ritual detona una idea (empezamos a pensar en sanar), lo que luego detona un cambio (sanamos). Así es como la mayoría de nosotros pensamos sobre pensar: las sensaciones causan pensamientos que causan respuestas físicas. El ritual chamánico es un ejemplo esencial de cómo puede funcionar un proceso de pensamiento como este.
Pero esta simple respuesta probablemente esté equivocada. El ritual chamánico no nos hace pensar en la sanación. En cambio, el ritual chamánico nos hace pensar que estamos haciendo la sanación. Desde la perspectiva del cerebro, el acto de sanar no está precedido por una idea separada, la cual absorbemos a través de ver al chamán. El acto en sí mismo es la sanación. En otras palabras, el ritual chamánico funciona convenciéndonos de que no estamos viendo un ritual chamánico. Pensamos que somos el chamán, haciendo el ritual.
Este modelo interpretativo puede ser aplicado a absolutamente todo dentro de los parámetros de la experiencia humana; pero por ahora solo nos interesa utilizarlo para la escritura, específicamente a la escritura de un diario, que involucra la observación de patrones de comportamiento. ¿Cuáles son las formas en las que la escritura puede ser usada para colocar un espejo sobre nuestras psiques y desarrollar empatía para nosotros mismos, así como para los demás? ¿Cómo el aislamiento del influjo de los demás se transmuta en una forma de autoexaminación y de integrarnos más a la comunidad? ¿Qué es una mente grupal, cómo se forma, qué es lo que hace su injerencia sobre nosotros tan completa y cómo escribir nos ayuda a romper con esa injerencia? ¿Qué es la individuación —vinculada con encontrar nuestra “voz” única, como escritores-programadores de nuestra realidad? ¿Qué tiene que ver todo esto con el porno y el chamanismo?!
Permanezcan sintonizados, todo será revelado.
LA REALIDAD COMO UN CONSTRUCTO BASADO EN EL LENGUAJE
“La vinculación y revinculación de objetos por el Cerbero es en realidad un lenguaje, pero no un lenguaje como el nuestro (ya que se refiere a sí mismo y no a alguien o a algo fuera de sí mismo). Deberíamos de poder escuchar esta información, o más bien narrativa, como una voz neutral dentro de nosotros. Pero algo ha salido mal. Toda la creación es un lenguaje y nada más que un lenguaje, que por alguna razón inexplicable no podemos leer por fuera y no podemos escuchar por dentro. Así que digo, nos hemos convertido en idiotas. Algo le ha sucedido a nuestra inteligencia. Mi razonamiento es este: el acomodo de las partes del Cerebro es lenguaje. Somos partes del Cerebro; por lo cual somos lenguaje. ¿Por qué, entonces, no sabemos esto? Ni siquiera sabemos lo que somos, menos lo que es la realidad externa de la que somos partes. El origen de la palabra “idiota” es la palabra “privado”. Cada uno de nosotros se ha vuelto privado y ya no comparte el pensamiento en común del Cerebro, excepto a nivel subliminal. De esta forma nuestra vida real y nuestro propósito suceden debajo del umbral de la conciencia”. Philip Dick, Valis
Como muchos de nosotros sabemos desde hace mucho (o empezamos a sospechar), escribir es mucho más que una serie de anotaciones en una página o pixeles en una pantalla. La programación informática y el código html nos están ayudando a conceptualizar la realidad como un constructo basado en el lenguaje, y no obstante lo ajena, o hasta revolucionaria, que la idea es, tiene sus precedentes. De hecho, el descubrimiento de la biología del ADN y del código genético ya ha establecido esta idea desde hace varias décadas, pero ya que el ADN es algo de lo que pocos de nosotros tenemos conocimiento directo, se mantiene como una hipótesis abstracta. Con la programación informática, sin embargo, la idea de que una serie de letras puede hacer surgir la realidad material –imagen- es algo que experimentamos por nuestra cuenta cada vez que encendemos nuestra PC. Todos sabemos que el código crea imágenes, y que las imágenes reflejan (pueden hacerse pasar por) la realidad.
Hubo una vez una época en que esta idea —y sobre todo la posibilidad de aplicarla— estaba restringida a unos cuantos. Hubo una vez en que sólo los iniciados participaban en el conocimiento oculto requerido para activar el “ADN basura”, alzar el “Kundalini”, y recalibrar la conciencia de frecuencias humanas a frecuencias divinas. En la tradición gnóstica, este proceso de autoactivación era simbólicamente descrito como escalando la cadena de los “Arcones” planetarios, usando ciertas palabras de poder para superar a cada Arcón o guardián del umbral, hasta que la libertad individual era obtenida. En nuestros tiempos, chicos que no saben distinguir dónde empieza un arcón y dónde su codo, están jugando videojuegos que requieren ciertas claves y contraseñas para superar una serie de obstáculos, o “guardianes”, para así lograr llegar al “siguiente nivel”. Sin más digresiones a la ciencia sagrada del ocultismo, se podría decir que ha habido una progresión de la tradición mágica de la hechicería alguna vez reservada a la casta sacerdotal, hacia los biológos y neurocientíficos patrocinados por el gobierno jugueteando con el ADN y los cerebros de monos, hasta hoy, cuando la ciencia y el arte más viejo y arcano está siendo enseñado a los niños pre-escolares, y cualquiera con el tiempo y la paciencia de amaestrar la programación informática puede invocar las fuerzas ocultas y transformar la realidad —a través del poder de las palabras.
Todas estas diversas disciplinas y medios tienen una cosa en común: el lenguaje. El lenguaje es una serie de símbolos que solamente cobran sentido cuando su significado es acordado y pueden ser usados para comunicar. El ADN, el código html, los nombres divinos y los videojuegos son todos metáforas, porque en una realidad que está siendo interpretada (y por ende transformada) a través del lenguaje, todo es una metáfora. ¿De qué? En los términos más simples, son metáforas de la psique humana, y el proceso que está siendo descrito es el de la individuación, o, para usar otra metáfora, el de la transmutación alquímica de la conciencia. Esta es “la vida real y el propósito” que Phillip K. Dick intuyó como “sucediendo debajo del umbral de nuestra conciencia”. Está ocurriendo aquí y ahora, debajo de la superficie y entre las líneas de nuestras narrativas cotidianas.
Escritores del Cielo en Hades (2/10: Sanación auto-literaria y Diálogo con Uno Mismo)
Segunda entrega de esta didáctica narrativa psicoliteraria, obra del filósofo contemporáneo Aelous Kephas; ¿Cómo desarrollar un diálogo con uno mismo y aprovechar los efectos terapéuticos de una auto-narración sincera?
Imagen: Cortesía de Lucinda Horan
Segunda Parte / El Oyente: Desarrollando un diálogo con Uno Mismo
“En el Génesis, la primera instrucción de Yahweh a Adán no es algo práctico tal como hacer un fuego o modelar un arma. Él le enseña al primer hombre a nombrar todas sus criaturas. Mediante este acto, Yahweh enfatiza que el nombrar es el más potente de los poderes que conferirá a los mortales. A través del nombrar, Adán obtiene ‘dominio sobre toda la tierra’. El nombrar confiere sentido y orden. Nombrar es conocer. Conocer es controlar.”
Leonard Schlain, ‘The Alphabet Vs. the Goddess’
Es lógico asumir que, antes de que las palabras fuesen escritas por primera vez, comenzaron comosonidos. Mientras que podemos asumir esto sobre las especies, podemos observarlo más directamente cuando se trata de individuos. Cuando un bebé aprende a hablar no construye un vocabulario palabra por palabra (un proceso que inicia más tarde), comienza produciendo sonidos ininteligibles en imitación a aquello que escucha. Gradualmente, estos sonidos comienzan a asemejar un lenguaje reconocible y se inicia la comunicación verbal. Poco después de esto el niño aprende a leer y escribir y el lenguaje se ajusta, no solo como un sonido, también como una imagen. Se convierte en un script, un código. La escritura introduce entonces una nueva posibilidad, la de palabras separadas de una comunicación directa, consiguiendo la correspondiente posibilidad de comunicar no solo a través del tiempo, sino también del espacio. Como escribe Leonard Schlain en ‘The Alphabet Vs. the Goddess’, “La palabra escrita es esencialmente inmortal. Para un primate hiperconsciente que se había percatado de que la muerte era inevitable, el descubrimiento de este método para proyectar nuestro propio ser más allá de los límites de una vida parecía no menos que algo milagroso”.
Existe otra posibilidad que Schlain no discute, otro propósito para escribir que no tiene nada que ver con la inmortalidad y ni siquiera con la comunicación en un sentido ordinario. Se trata de la posibilidad de escribir sin intención alguna de compartirlo jamás con otro ser humano —tal como, por ejemplo, escribir un diario personal. Miles, quizá millones de personas lo hacen diariamente (ahora menos por causa de los los blogs y Facebook, que han abierto la posibilidad de comunicarse con extraños) y el aprendizaje resultante o supuesto de ello es que el mantener un diario es un proceso terapéutico. Y si este es verdaderamente el caso, ¿cómo funciona? La respuesta obvia es que el escribir un diario es una manera de comunicarte con tu propio ser.
“Para dialogar,
primero pregunta:
y después… escucha.
—Antonio Machado
A diferencia de hablar con uno mismo (lo cual produce un efecto bastante diferente), la autocomunicación solo es posible a través de la escritura. Registrar por escrito las actividades o pensamientos propios crea una distancia entre uno mismo y el material en bruto de nuestra existencia, así como potencialmente entre nuestro “motor” cotidiano y nuestra conciencia. Como en una buena terapia, uno le está hablando a una otredad imparcial, desinteresada, pero completamente atenta, con la diferencia de que en este caso el “Oyente” eres tú mismo. Este Oyente es algo que podemos desarrollar nosotros mismos, sin lo cual ninguna comunicación real es posible. Antes de que podamos comenzar a escuchar a los demás tenemos que aprender a escucharnos a nosotros mismos. Solo así podemos hallar nuestra voz verdadera, por que el discurso real solo puede existir como respuesta alescuchar, ya sea interna o externamente. [1]
Estamos familiarizados con la frase “sacarte algo del pecho”, que se refiere a que al hecho de soltar algo que nos provoca tensión o incomodidad al hablarlo o al menos entenderlo bajo una luz menos estresante. La razón por la cual esto sucede es que al hablar de algo con otra persona lo podemos apreciar desde una perspectiva, desde el exterior y no del interior, y así menguar su control sobre nosotros mismos. Esto sucede cuando tenemos un oído comprensivo a quien ventilar nuestra frustración, pero tiende a funcionar mejor si este oído es neutral, tal como sucede en una terapia. La terapia nos permite re-experimentar nuestro problema desde la perspectiva de un observador imparcial pero curioso, exento de cualquier reacción emocional intensa. Esta presencia es el Oyente, una figura al mismo tiempo interesada y desinteresada, simpática pero imparcial, no involucrada. Cuando nos comunicamos con nosotros mismos de esta manera, al escribir, con la expresión creativa, el pensamiento profundo o la meditación, traemos a escena a el Oyente —esa parte de nosotros que equivale a un comprensivo pero desinteresado amigo o terapeuta— y podemos reconcebir el problema desde una nueva perspectiva. Los beneficios de esto se bifurcan: no solo experimentamos nuestro problema bajo una luz menos agobiante, también obtenemos acceso a una parte de nosotros mismos que es capaz de erigirse por encima de cualquier problema porque se involucra aunque conoce nuestra información más íntima. El Oyente es nuestro propio terapeuta interno.
Ya sea compartiéndolo con alguien neutral o escribiéndolo, lo que ocurre a través de este acto comunicativo es que tenemos la oportunidad de observar aquello que está en nuestro interior de una manera que sentimos segura de abordar. En términos de reconcebir el problema, si estamos enojados, podemos describir nuestro enojo y las razones que lo provocan y, en consecuencia, observar su forma y asumir su existencia. Entonces podemos poseer al enojo de tal forma que el confrontar su causa original se vuelve un proceso mucho más fácil y directo. En lugar de actuar con enojo, lo “tomamos” y conducimos a una persona o situación y lo expresamos de una manera menos emotiva y más balanceada. Es un espacio de ensayo psicológico en el cual podemos darnos cuenta con exactitud de lo que somos y de lo que no somos capaces —en dónde nos encontramos— antes de subir al escenario y actuar frente a la audiencia.
Este tipo de diálogo con uno mismo puede producir un efecto acumulativo: crea un loop de retroalimentación recursiva en el cual, entre más revelamos el contenido de nuestras mentes y lo integramos, mayor es nuestra aceptación de como somos, mayor es nuestra capacidad de abrirnos ante los demás, recogiendo los resultados de tales esfuerzos. Alquímicamente hablando, estamos dibujando el camino a nuestro laboratorio mental y transmutándolo, a través del darnos cuenta y de un largo y doloroso proceso, en oro. Al establecer una manera distinta de relacionarnos con nosotros mismos, a través de un continuo diálogo, estamos construyendo una especie de identidad social privada que, poco a poco, podemos llevar con nosotros al mundo exterior. Además, al tiempo que fortalecemos nuestro sentido individual de verdad, el significado y el valor, vamos lentamente aterrizando en la realidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario