Para ti JuanBe, desde aquí te animo a que sigas adelante y aprendas a sacar sabiduría a todo lo que te llega por muy duro que sea, todo lo que llega es inteligente solo tienes que abrirte para ver que quiere decirte, todo trae un mensaje...
y para todos aquellos que anden en su lucha interior...
No te rindas, aún estás a tiempo
de alcanzar y comenzar de nuevo,
Aceptar tus sombras,
Enterrar tus miedos,
Liberar el lastre,
Retomar el vuelo.
NO TE RINDAS QUE LA VIDA ES ESO,
Continuar al viaje,
Perseguir tus sueños,
Destrabar el tiempo,
Correr los escombros,
y destapar el cielo.
No te rindas, por favor no cedas,
Aunque el frío queme,
Aunque el miedo muerda,
Aunque el sol se esconda, y se calle el viento
Aún hay fuego en tu alma,
Aún hay vida en tus sueños.
Por que la vida es tuya, y tuyo también es el deseo.
Por que lo has querido y por que te quiero.
Por que existe el vino y el amor, es cierto.
Por que no hay heridas que no cure el tiempo.
Abrir las puertas,
Quitar los cerrojos,
Abandonar las muralla que te protegieron,
Vivir la vida y aceptar el reto,
Recuperar la risa,
Ensayar un canto,
Bajar la guardia y extender las manos,
Desplegar las alas,
E intentar de nuevo,
Celebrar la vida y retomar los cielos.
No te rindas, por favor no cedas,
Aunque el miedo muerda,
Aunque el sol se ponga y se calle el viento
Aún hay fuego en tu alma,
Aún hay vida en tus sueños,
Por que cada día es un comienzo nuevo,
Por que no estas solo, por que yo te quiero.
Hace mucho, mucho tiempo, una pequeña centella parpadeaba dentro de un enorme Sol rugiente, rodeada de millones de centellas tan hermosas como élla, todas borrachas de luz, color y belleza, todas alegres, todas menos la pequeña centella azul que parpadeaba.
ResponderEliminarDentro de aquél Sol inmenso no abundaban las centellas tristes, y por éso mismo el Sol pronto reparó en la incomodidad de la pequeña centella azul, y le preguntó la causa de su desasosiego.
-Estoy triste- dijo la centella azul-, porque en la inmensidad de tu luz no puedo hacer brillar la mía propia. Estoy triste porque entre la perfección de mis hermanos y hermanas no puedo hacer valer mi perdón, ya que no hay nadie a quien perdonar aquí. Estoy triste porque mi propia perfección impide la grandeza de mi lucha y mi descanso en el logro, ya que siéndolo todo, nada tengo por lo que luchar aquí, ni nada hay que conseguir cuando uno lo es todo. Y estoy triste porque teniendo a todos mis hermanos conmigo, estando siempre en el espacio y el tiempo absoluto y no faltándome nada, no es posible reencontrarse con un amigo al que hace tiempo que no veías y caminar dando un paseo con él hasta una fuente para calmar la sed. Estoy triste porque aquí no hay añoranza, ni esfuerzo, ni sed.
Entonces el Sol sonrió complacido ante el atrevimiento de la pequeña centella azul, y habló así: -No estés triste, ya que existe un lugar donde sí podrás hacer valer tu perdón, donde podrás dar valor a lo que eres a través de tu trabajo y esfuerzo. Un lugar donde podrás sentir la sed, y probar tu valor ya que en ése lugar estarás rodeado de miedo. Hay un lugar donde podrás hacer brillar tu luz sin que mi propia luz te eclipse.
La pequeña centella volvió a ilusionarse y quiso saber cuál era ése lugar.
-Ése lugar, pequeña lucecita gerrera, es la oscuridad. Pero para viajar hasta allí deberás primero olvidar quién eres, y no volverás a mí hasta que con tu esfuerzo hayas logrado recordar que eres luz, y sólo luz.
Entonces la pequeña centella azul se mostró insegura: - ¿Y si en mitad de la oscuridad no consigo recordar quién soy? ¿Quién vendrá en mi ayuda si en mitad de la noche mis ojos no aciertan a recordar mi verdad sumida entre tinieblas?
Entonces una hermosa centella verde esmeralda se acercó y abrazó a la pequeña centella guerrera: -Yo estaré allí, contigo en el campo de batalla. Juntos blandiremos espadas de luz y de verdad y juntos haremos caer al dragón estéril del miedo, y en la noche compartiremos el mismo fuego y la misma tienda. Y cuando sientas tus párpados pesados y contrariado tu ánimo, y te cueste recordar que somos guerreros que llevan dentro la centella de Dios, yo te regalaré un poema de Benedetti, y sonreirás por todas las centellas del universo, por las que viven con el padre, y por las que vivimos luchando en la oscuridad.
Ésa brillante centella esmeralda eres tú JESÚS, gracias por ofrecerme tu antorcha, gracias por abrir camino delante de mí, gracias por estar a mi lado en el combate, y gracias por haber aparecido de nuevo.
P.S.: Ya casi he terminado el curro, me falta la portada de campaña y maquetar las traducciones.¡Qué puto coñazo! y: Me cargué la fuente de alimentación del ordenador, y ayer reventé una bombilla yo solito. Hace unos años nos dejaban negarnos sin demasiadas consecuencias, pero hoy por hoy, lo que no hagamos desde el corazón nos estalla en las manos sin contemplaciones. Me da que no va a ser un lugar fácil de habitar, habrá que disciplinar mucho el pensamiento...
Un abrazo constrictor men, Y DE NUEVO, GRACIAS.