Muchas personas quizás no se den cuenta que cuando prenden la televisión en sus casas, lo que ven como un fluido constante de imágenes es, en realidad, un continuo parpadeo. Aunque no vemos esto de manera conciente, el patrón repetitivo de imágenes parpadeantes crea en el televidente un estado mental que es similar al de la hipnosis. Estudios realizados por el investigador Herbert Krugman han demostrado que con sólo 30 segundos de mirar televisión, las ondas cerebrales cambian de predominantemente Ondas Beta – que indican alerta y atención consciente- a predominantemente ondas Alfa – que indican desconcentración y una receptiva falta de atención. El hemisferio izquierdo del cerebro, que procesa información de manera lógica y analítica, se desconecta mientras la persona mira televisión; al tiempo que elhemisferio derecho del cerebro, el cual procesa información de manera emocional y no crítica, es habilitado para funcionar sin obstáculos. Debido a este fenómeno, la televisión transmite información que no es pensada activamente, críticamente, durante el tiempo de exposición a la pantalla, tal como sucede durante la hipnosis. Cuando miramos televisión, no racionalizamos concientemente la información que comienza a resonar en las profundidades de nuestro inconscientes durante la transmisión, y por lo tanto los televidentes nos volvemos más abiertos y sugestionables.
(…) Los gigantes de los Medios trabajan como “mano y guante” con los gobiernos y junto a muchas corporaciones multinacionales para diseminar mensajes cuidadosamente planeados. A través del televisor y otros medios masivos, ellos te dicen sobre qué pensar, sobre qué preocuparte, sobre qué reírte y a qué tenerle miedo.
(…) Aunque la mayoría de la gente entiende la “programación de la televisión” como los programas y shows que son puestos en el aire, también conviene entenderlo como la “programación de la audiencia” que se ejerce a diario. La mayoría de los televidentes creen que simplemente están siendo entretenidos o informados por los programas, pero nunca toman conciencia de que sus estilos de vida están siendo modelados por ellos y sus pensamientos son, en realidad, pensamientos implantados. Son familiarizados con ideas, conceptos y miedos, de modo que no cuestionarán ciertas intervenciones del poder que se hagan en un futuro. La televisión nos proporciona aquellos mensajes que deben quedar impresos en nuestras mentes, nos dice qué botón apretar, y si lo hace del modo correcto, con la producción adecuada y la propaganda precisa, entonces el público reaccionará y se comportará exactamente como fueron programados para hacerlo.
Cuando sólo unos pocos controlan la información continuamente, esos pocos controlan la forma en que la audiencia absorbe esa información. La información manufacturada y controlada por la televisión es la que da forma y guía a las poblaciones a sacar sus “propias” conclusiones. Si queremos recuperar nuestras mentes (“¡Si queremos recuperar nuestro poder!”, N. de Sqs), primero debemos aprender a “desconectar la señal”. Apagando tu televisor te darás cuenta que el mundo en el que vivís de repente se vuelve un poco extraño. Verás que noticias sin ninguna importancia son debatidas y analizadas constantemente, y a medida que escuchas las conversaciones de la gente que te rodea, te darás cuenta que son como robots parlantes, que sólo repiten lo que escucharon en el noticiero. Esto es exactamente lo que Zbigniew Brzezinski decía en su libro “Entre Dos Épocas”. Allí, escribió: “En poco tiempo, el público será incapaz de razonar o pensar por sí mismo. Sólo serán capaces de repetir como loros la información que le fue dada en el noticiero de la noche.”
Bebe hipnotizado frente a la tele
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