Simplemente confía. Confía en la Vida. Confía en que todo está sucediendo como debe ser; en que tu proceso va al ritmo adecuado, como el proceso adecuado de una semilla creciendo, con todo lo necesario para cada momento de su crecimiento. Confía. O ni eso, porque no hace falta
ni que confíes. El proceso fluye por sí solo, hagas lo que hagas, pienses lo que pienses, confíes o desconfíes. Tarde o temprano la Vida te lleva al siguiente Regalo, y luego al siguiente y al siguiente. No tienes que hacer nada. Aunque tampoco se trata de "no hacer nada". Simplemente sucede que lo que quiera que te veas impulsado a hacer o experimentar, es precisamente lo que la Vida ha destinado para ti, como parte del proceso que te conduce hacia el siguiente Regalo.
Lo que conviene que suceda, ya está sucediendo. Lo que necesitas saber, ya lo sabes. En cada momento la Vida te acerca el conocimiento de lo que sea apropiado que sepas en ese momento determinado. Nunca estás en peligro, ni en problemas, ni en riesgo. Estás protegido por Lo Que Eres. Estás bendecido en este sabio y amoroso proceso que fluye con la Vida.
Ya está sucediendo. Todo sigue bien. Confía. O haz lo que quieras. De todos modos, estás a salvo. Pues estás unido al Todo, al Único Ser, el cual es tu Garantía de Paz. Eres Lo Que Eres. Y tu nueva aventura es buena, está bien y ya está sucediendo. Espontáneamente.
Se puede confiar. Todo está sucediendo perfectamente, y adaptándose en cada instante de la manera adecuada. El Hogar es Aquí, Ahora. Y desde este Momento, desde el Aquí-Ahora, todo fluye como tiene que ser, al ritmo correcto y de la manera apropiada. Paso a paso estás siendo guiado, bondadosamente, por la Vida que Eres. Es un proceso espontáneo, sucede por Sí Mismo y nada puede frenarlo, pues nada hay más allá del Sí Mismo, nada hay más allá del Uno al que todos estamos conectados.
Se puede confiar y disfrutar. Eres digno de sentir la Paz de tu Ser, de recordar Lo Que Es.
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