Suplemento Mineral Milagroso o MMS
http://www.youtube.com/watch?v=GltmRlEdudI&feature=related
Hace unos años comenzó a circular por internet información sobre un producto cuyas propiedades para tratar eficazmente la malaria eran tan sorprendentes que pronto empezó a usarse para otras patologías pasando a ser considerado en breve tiempo una especie de panacea; al punto de que hoy se le conoce como Suplemento Mineral Milagroso o MMS (por sus siglas en inglés). Solo que su descubridor, Jim Humble, se encontraría pronto con la realidad sanitaria mundial y cómo la posibilidad de comercializarlo se esfumaba. Así que, indignado, decidiría darlo a conocer a través de Internet, explicar su historia y enseñar a la gente a fabricarlo ¡en la cocina de su casa! Posteriormente otras personas se decidirían a comercializarlo a bajo coste para facilitar el proceso vendiéndolo a través de Internet. Pues bien, en mayo pasado la industria farmacéutica logró que las autoridades sanitarias prohibieran su comercialización y dijeran a la población en varios países -España incluida- que consumirlo tiene “riesgos”. Razón suficiente para que finalmente hayamos decidido hablar de él.
El denominado Suplemento Mineral Milagroso o MMS es simplemente clorito sódico (NaClO2) diluido en agua al 28%. Ahora bien, resulta que al mezclarse con un ácido débil -como el ácido cítrico, el limón o el vinagre- se transforma en dióxido de cloro (CLO2), gas que si se ingiere - diluido en agua o zumo-provoca un potente efecto desinfectante que según Jim Humble elimina todo agente patógeno anaeróbico que vive en terreno ácido sin afectar ni a las bacterias benéficas ni a las células sanas (gracias a que éstas tienen un pH más alcalino). Y que cumplida su función se transforma en agua (H2O) y sal común (cloruro sódico) siendo pues su ingesta inocua, es decir, carente de efectos secundarios negativos.
En un organismo sano el pH de las células y tejidos oscila entre 7,35 y 7,45… menos cuando nos intoxicamos y ese nivel baja al acidificarse el terreno. Terreno ácido y con déficit de oxígeno que es donde tanto los parásitos y microbios patógenos como las células cancerígenas pueden vivir y desarrollarse. El dióxido de cloro pues sólo acabaría con los microorganismos cuyo pH es inferior a 7. Y eso implica en principio que, siendo inocuo, es eficaz para resolver todas las patologías de origen parasitario, bacteriano, vírico o fúngico además del cáncer.
Dicho esto debemos aclarar que ni el hipoclorito sódico (NaOCl) –lo que conocemos como lejía- ni el hidróxido de sodio (NaOH) -la sosa cáustica-, productos tan utilizados en nuestros hogares, tienen nada que ver con el MMS. Ambos son altamente tóxicos si se ingieren; lo que no parece ser el caso del clorito sódico o dióxido de cloro. Aunque las autoridades sanitarias adviertan ahora de su peligro potencial, se calcula que en los últimos años deben ser ya cientos de miles de personas –si no millones- las que lo han ingerido sin que se conozca más que un caso documentado de intoxicación. Y resulta inconcebible que entre tanta gente que lo ha conocido por Internet y usado nadie haya dado testimonios negativos. Por el contrario, circulan por la red miles de testimonios sobre curaciones o mejoras en la calidad de vida, incluso en el caso de enfermedades consideradas crónicas o incurables.
En cualquier caso también conviene remarcar que es muy habitual -incluso entre los médicos- confundir el clorito sódico ClNaO2 con el clorato sódico ClNaO3. Y tampoco tienen nada que ver. El clorato sódico libera gran cantidad de ozono (O3) en su reacción oxidativa, tiene una fuerza de 2,13 milivoltios y resulta altamente corrosivo para todos los tejidos orgánicos (sanos y enfermos). Sin embargo el clorito sódico libera oxígeno (O2) que tiene un poder oxidativo de 0,93 milivotios y es mucho más biocompatible con las reacciones bioquímicas del organismo.
CÓMO FUNCIONA EL MMS
Ante todo entienda que las autoridades sanitarias no aconsejan que se tome el MMS porque –dicen- es peligroso.Según Humble cuando uno ingiere el MMS el dióxido de cloro (ClO2) que se libera en el estómago e intestino navega por todo el cuerpo a través de la sangre hasta que, cuando llega a una zona ácida y de poco oxígeno, que es donde proliferan los parásitos y microbios patógenos, acaba con ellos. ¿Cómo? En el caso de las bacterias lo que hace es absorber los electrones de la pared celular destruyéndolas. A los virus en cambio los elimina por denaturación de sus cápsides impidiendo su reproducción. En cuanto a los parásitos y hongos patógenos los elimina por oxidación.
De ahí que pueda decirse que se trata de un producto que ataca selectivamente a los agentes patógenos que se consideran causa de la mayoría de las enfermedades infecciosas -bacterias, virus, hongos y parásitos- cuyos restos, una vez neutralizados, se eliminan a través de la piel, los riñones y el colon.
Queda claro por tanto que, según Jim Humble, el dióxido de cloro no ataca a las células sanas ni a los microbios benéficos ya que tienen un pH superior a 7 y sólo se pueden destruir con una fuerza oxidativa mayor de 1,45 milivoltios. El dióxido de cloro, en las cantidades que se desprenden del MMS, no tiene fuerza para dañar el cuerpo. Los microorganismos patógenos suelen ser anaeróbicos y tienen mucha menor resistencia a la oxidación que las células sanas y los microorganismos benéficos que sí necesitan oxígeno para subsistir. Por tanto la fuerza oxidativa del dióxido de cloro (1,43 milivoltios) es suficiente para acabar selectivamente con todas las sustancias ácidas y anaeróbicas del cuerpo sin dañar el equilibrio vital del organismo.
Cabe agregar que si quien lo ingiere tiene un organismo en condiciones medianamente razonables de salud y la dosis es adecuada apenas notará síntoma secundario alguno. Pero si su organismo está muy acidificado y/o deteriorado, la dosis es excesiva o acaba de ingerir algún fármacosí puede haber efectos secundarios. Es lo que se conoce como efecto Herxheimer o estrés oxidativo y se pueden sufrir sobre todo mareos, diarrea y vómitos. ¿La razón? Si el organismo no está bien o la dosis es excesiva el cuerpo puede encontrarse con que no da abasto para deshacerse de los restos tóxicos que genera la destrucción de parásitos, microbios y células enfermas. Y para evitar ese exceso de tóxicos el organismo emplea las herramientas naturales de las que dispone a fin de expulsarlos a toda velocidad: los vomita o los excreta rápidamente por el ano. Se trata pues de malestares pasajeros propios del proceso de sanación. Y lo único que indica es que quienes los sufren –los efectos pueden durar unas pocas horas- deben reducir la dosis en la próxima toma.
Conviene asimismo saber que, si bien el dióxido de cloro permanece en el cuerpo unas doce horas, el máximo efecto surge en las cuatro primeras y de ahí que normalmente se sugieran más de dos tomas diarias. Las dosis dependen ya de cada patología y lo explicamos al final de este texto. En cuanto a la duración del tratamiento también depende de cada dolencia y de las recomendaciones del terapeuta. En la malaria, por ejemplo, son apenas necesarias 15 gotas en dos tomas separadas de 2 a 4 horas para que remita en casi el 100% de los casos en menos de 24 horas.
Por lo que al mecanismo de acción terapéutica se refiere Jim Humble lo explica así:“Cuando el dióxido de cloro se encuentra con un germen patógeno o una sustancia venenosa les ‘roba’ inmediatamente varios electrones –es lo que se conoce como proceso de oxidación- y eso las destruye. Solo que en ese proceso químico también se destruye el dióxido de cloro, liberando iones de cloro y oxígeno. El oxígeno liberado se une entonces bien con hidrógeno (H) y se forma agua (H2O), bien con carbono (C) y se forma dióxido de carbono (el gas que expiramos al respirar). En cuanto al ión de cloro se une al sodio presente en el organismo y se forma sal común (NaCl)”. En suma, todas ellas sustancias inocuas y por eso no se justifica la afirmación de que el producto puede ser peligroso.
En la actualidad Jim Humble se dedica a viajar difundiendo sus hallazgos, a pesar de que ya tiene más 80 años, tras pasar varios en África y Sudamérica intentando convencer a sus poblaciones de que el MMS puede erradicar de ambos continentes la malaria -asegura que más de 200.000 personas ya la han superado con su producto en los últimos diez años- además de otras enfermedades infecciosas. También el SIDA tiene tratamiento con este remedio pues según afirma “los enfermos de SIDA mejoran en solo tres días”. Claro que también afirma que “otras enfermedades y trastornos simplemente desaparecen”. “Es impresionante –asegura- ver cómo el MMS, cuando se usa apropiadamente, es utilizado por el cuerpo para atacar sólo aquellos patógenos que le causan daños sin afectar a ninguna bacteria útil o célula sana. Ello se debe a que fortalece el sistema inmune. No es pues un tratamiento para una enfermedad específica. ¡Ayuda en cualquier patología!”
Y puede que tenga razón porque ya hay hospitales de África, México, Nicaragua, Andorra, Suiza y Japón que han decidido probarlo en muy diferentes dolencias tras empezar a usarlo primero en problemas epidérmicos: quemaduras, eccemas, herpes, heridas infectadas que no cicatrizan, picaduras de insectos, hongos en los pies o en los genitales…
LA HISTORIA DEL MMS
El clorito sódico es un producto de uso industrial que se utiliza para desinfectar agua y blanquear papel y telas. Está asimismo presente en dentífricos, geles, caramelos, chicles y en las sustancias de limpieza de aparatos quirúrgicos. Fue usado terapéuticamente por primera vez en 1926 a una concentración del 3,5% con el nombre de Oxígeno Estabilizado por el Dr. William Koch quien lo aplicó en niños con retraso mental en la creencia de que su ingesta liberaría oxígeno no tóxico en su cerebro y éstos mejorarían. Fracasó porque el oxígeno liberado se combinaba con los hidrógenos del organismo y se transformaba en agua. Era pues inocuo pero no ayudaba a esos enfermos.
Debieron pasar luego muchos años hasta que alguien se interesó en volver a estudiar científicamente sus posibilidades terapéuticas. De hecho la primera referencia que hemos encontrado data de 1990 cuando los doctores Yu-Shiaw Chen y James M. Vaughn dieron a conocer un trabajo tituladoApplied and environmental microbiology que presentaron ante la American Society for Microbiology sobre el papel del ClO2 en la eliminación de rotavirus en monos y hombres. Posteriormente, en el año 2000, el Dr. Friederich W. Kühne aprovecharía lo que había leído y patentaría el 11 de julio en Estados Unidos (patente nº 6.086922) cómo tratar el VIH y el SIDA con ClO2. Y se dedicó a comercializar sus tratamientos a precios abusivos hasta que vendió la empresa por cuatro millones y medio de dólares.
Así llegamos a cómo Jim Humble descubrió el dióxido de cloro por casualidad. Él y sus colaboradores estaban en 1996 buscando oro en la selva de la Guayana -lugar donde la malaria hace estragos- y usaron Oxígeno Estabilizado –que no es sino clorito sódico diluido al 3,5%- para purificar el agua que bebían. Fue cuando comprobaron que quienes sufrían la malaria sanaban repentinamente cuando bebían el agua así tratada. Aquello le llamó poderosamente la atención y tras probar en muchos enfermos y ver que sus síntomas desaparecían decidió investigar qué reacción bioquímica podía estar logrando aquello.
Un par de años después llegaría a la conclusión de que combinando clorito sódico diluido en agua al 28% con un ácido débil como el ácido cítrico –también sirven el vinagre y el limón aunque su reacción activadora es mucho más débil- e ingerido disuelto en agua o zumo se genera un gas, el dióxido de cloro, que tiene efectos curativos sorprendentes en caso de malaria. Así que decidió acudir a las autoridades de aquellos países africanos y americanos donde esta enfermedad hace más estragos para que se lo proporcionaran a los enfermos y sanarles. Una iniciativa tan loable como inútil porque pronto comprobaría cómo la industria farmacéutica presionaba tanto a las autoridades sanitarias como a los representantes de los colectivos médicos con los que había contactado para evitar que se utilizara el MMS. Les bastó decir que si promocionaban aquel producto dejarían de recibir vacunas y medicamentos para otras patologías.
Fue cuando Humble decidió escribir un libro titulado El milagroso suplemento mineral del siglo XXI -que consta de dos tomos- en el que contaría su descubrimiento, sus vicisitudes –incluida la persecución que sufrió y le obligó a dejar Estados Unidos para refugiarse en México- y cómo obtener el MMS. Libro que luego colgaría gratuitamente en Internet para que la información estuviera accesible a cualquiera. Lamentablemente la traducción al español que de esa obra hay en la red quita credibilidad al contenido. Hemos de agregar que aunque en ella Humble explica cómo fabricar el MMS en la cocina de cualquier casa de forma sencilla –e incluso de forma masiva-, en la actualidad no lo aconseja tras comprobar que ha habido algunos accidentes por interpretaciones erróneas de los pasos a seguir. Es pues mejor, en caso de estar interesado, obtenerlo a través de Internet en aquellos países en los que aún se permite su venta.
Dicho esto cabe agregar que tampoco sugiere el uso del vinagre, tras entender que su ingesta puede provocar la proliferación de cándidas y es mejor utilizar ácido cítrico, preferentemente concentrado. Así lo descubriría experimentalmente uno de los médicos que colabora con él: el Dr. Thomas Lee Hesselink.
INVESTIGACIONES MÉDICAS
Afortunadamente la mafia sanitaria no puede controlar a todos los investigadores del mundo, aunque sí controlen a los responsables de las principales entidades y colectivos profesionales; así como a los ejecutivos de las más importantes revistas científicas porque todos ellos dependen de la industria. Sin los grandes laboratorios farmacéuticos muchos centros se quedarían sin subvenciones, los investigadores sin fondos y las revistas sin publicidad. Pero no llegan a los miles de investigadores independientes de todo el mundo y no controlan a las revistas de menor “importancia” porque son demasiadas. Y de ahí que haya habido algunos trabajos científicos que confirman las propiedades del MMS.
Es el caso de los médicos japoneses Norio Ogata y Takashi Shibata quienes en el 2007 trataron en su laboratorio de Osaka a ratones a los que inocularon el virus de la gripe A constatando que el 100% de los tratados con ClO2 sobrevivía mientras el 70% de los del grupo de control moría (http://vir.sgmjournals.org/cgi/reprint/89/1/60.pdf).
El doctor suizo Klaus Schustereder ha estado por su parte trabajando en África con el MMS y otros medicamentos homeopáticos. Pues bien, en uno de sus estudios –realizado en el 2008- trató a 10 personas que tenían SIDA y malaria simultáneamente y comprobó que en 8 de los casos la carga viral pasó a ser de cero desapareciendo además la malaria. Y las pruebas fueron realizadas en el Instituto Pasteur (www.lediamantvivant.comywww.borderlands.de/net_pdf/NET1108S9-16.pdf) con el formato de doble ciego.
También los doctores Cheryl M. Bongiovanni, Michael D. Hughes y Robert W. Bomengen efectuaron en el Hospital de Clínicas de la Región de los Lagos (Lakeview, Oregón (EEUU) un estudio con 231 pacientes que sufrían pie diabético con resultados excelentes pues la mayoría cicatrizaron en pocas semanas. El trabajo –titulado Accelerated Wound Healing: Multidisciplinary Advances in the Care of Venous Leg Ulcers-apareció en Angiology el año 2006 (http://ang.sagepub.com/cgi/reprint/57/2/139.pdf).
En España hay quien igualmente tiene experiencia médica en el MMS. La doctora Eva Serra por ejemplo, odontóloga especializada en implantología y ortodoncia, nos diría “Mi experiencia con el MMS ha sido -y es- muy satisfactoria desde el principio. En aftas, estomatitis aftosas, enfermedades periodontales, post cirugía... En todos esos campos ha demostrado ser eficaz y beneficioso. Especialmente en el tratamiento de las estomatitis aftosas -las resuelve en veinticuatro horas- así como colutorio tras cualquier tipo de cirugía oral. Acelera la cicatrización, previene infecciones y alivia molestias. Evidentemente antes de prescribir a mis pacientes el MMS estuve tomándolo yo misma tres semanas y al menos en mí los efectos fueron beneficiosos. Experimenté un claro bienestar general con una sorprendente mejoría en el cansancio y agotamiento personal. No he realizado pues ningún estudio clínico con el MMS pero puedo aseverar que ha tenido un resultado positivo en todos los pacientes tratados. Mi experiencia ha sido tan positiva que he establecido un protocolo de forma habitual con MMS como colutorio en todos los casos de cirugía oral, bien sean implantológicos, cirugía de terceros molares o pacientes periodontales con un resultado muy satisfactorio”.
La experiencia del Dr. Alfredo Ruiz es igualmente positiva. Solo que este médico realizó su investigación -se llevó a cabo entre el 10 de junio y el 10 de diciembre del 2009 en el Hospital del Monte Tabor y en la Universidad Policlínica de Nicaragua en Managua- en varias enfermedades distintas: cáncer reumatismo, fibromialgia, colitis, patologías virales… Pues bien, según el estudio en la mayoría de los casos hubo una rápida y favorable respuesta al tratamiento. En su trabajo el Dr. Ruiz explica los efectos bioquímicos del MMS en el organismo: “Dentro del cuerpo la toxocinética de este mineral lo hace muy versátil pues al igual que el dióxido de carbono el dióxido de cloro penetra en el glóbulo rojo y es transportado por la sangre a todas partes. Esta penetración la puede efectuar desde las mismas paredes del estómago por lo que su incursión en la economía corporal puede ser rápida. Ya en la sangre el dióxido de cloro se va liberando poco a poco del MMS en las siguientes 12 horas de su administración y mantiene su actividad curativa pues sólo se activa cuando encuentra un tejido con exceso de radicales ácidos que, por su misma presencia, requieren ser oxidados. Entonces el dióxido de cloro ‘explota’, es decir, se desdobla muy rápidamente en 2O-2 y Cl-1, los iones más electronegativos del planeta después del flúor. El oxígeno despoja el exceso de acidez o hidrógeno del lugar y forma agua inofensiva y el cloro también captura rápidamente más hidrógeno oxidándolo y forma k.o. el cual, al interactuar con el sistema buffer hepático, capta sodio circulante y se transforma en sal común y H+… pero este hidrógeno ya está fuera del lugar donde estaba formando acidez nociva y es absorbido por el ácido carbónico; luego adicionando sodio forma bicarbonato de sodio (… ) Por otro lado, el cloro puede no formar ácido clorhídrico (HCl) sino irse al sistema inmunitario y ser material precursor para formar ácido hipocloroso (HClO) que el mismo sistema inmune usa contra microorganismos patógenos y células malignas, logrando más efectividad y selectividad en su función. Investigaciones sobre el producto han especificado que cuando se forma por activación el dióxido de cloro una pequeña porción de él se transforma en su conjugado que, casualmente, es el ácido hipocloroso, la sustancia que los neutrófilos y macrófagos vierten sobre los microbios para combatirlos. De ahí su efecto antibiótico”.
Antonio Romo Paz, químico, máster en Nutrición, académico e investigador de la Universidad Sonora de México estudia también desde hace 4 años los efectos del MMS y asegura que puede ser utilizado para tratar enfermedades como la malaria, el dengue, la tuberculosis, las hepatitis A, B y C, el SIDA, la influenza, la neumonía y el cáncer.
“El dióxido de cloro en las cantidades recomendadas –afirma en una entrevista que el lector puede leer íntegramente enhttp://www.narom.org/Antonio%20Romo%20Paz.html- es un reforzador del sistema inmune muy potente. También actúa afectando el metabolismo de los microorganismos y otros patógenos provocando la muerte de éstos por inanición sin dejar información genética; y debido a esto no genera resistencia. Piénsese que el dióxido de cloro se utiliza en muchas ciudades de Estados Unidos y Europa para purificar el agua que consumen sus habitantes. En cuanto a la seguridad del tratamiento a las cantidades recomendadas se ingiere solamente una parte por millón de dióxido de cloro (ppm), cantidad similar a la empleada en los sistemas de agua de las ciudades y solamente por varios días se sube esa cantidad. Y en 10 años de estarse usando esas cantidades no se ha reportado ningún efecto secundario. Solamente hay reacción al producto cuando se emplea en personas que anteriormente fueron tratadas con diferentes medicamentos por largos periodos pero en tales casos se disminuye la dosis. Las reacciones que se observan son náuseas, vómitos y a veces diarrea pero al bajar la dosis ya no se vuelven a presentar. Y no en todas las personas se observan esas reacciones”. Posteriormente, al referirse a sus investigaciones, diría: “Lo que hicimos fue investigar qué tan efectivo era el MMS para combatir la tuberculosis y para ello se lo administramos a personas con esta enfermedad y que llevaban el tratamiento tradicional en el centro de salud local. Entre las personas tratadas había un joven de 24 años con tuberculosis resistente a todos los antibióticos y a los 15 días de tomarlo le tocó hacerse análisis clínicos y salió negativo al bacilo de esta enfermedad. Hasta el mismo médico se sorprendió de los resultados porque las autoridades de salud no estaban enteradas de que también llevaba el tratamiento de MMS. El tratamiento tradicional de la tuberculosis dura aproximadamente 6 meses y con el MMS bastaron 15 días para obtenerse resultados satisfactorios... Otro caso documentado es el de una persona de 50 años de edad con cáncer prostático y metástasis (diseminado). Sus análisis clínicos mostraban un antígeno prostático de 847 -factor que nos indica la gravedad de la enfermedad- y al segundo día de tratamiento -esa persona estaba postrada- ya se había levantado y tenía mejor humor. A los 3 meses de tratamiento su antígeno prostático había disminuido drásticamente y en la actualidad, a 6 meses del diagnóstico, tiene un antígeno prostático de 7 que aunque aún no es normal del todo se considera satisfactorio porque lleva una tendencia a la baja; lo ideal es que esté por debajo de 4. Esa persona hace hoy vida normal y se encuentra trabajando y en excelente estado de salud. Y del cáncer prostático ya ni se acuerda; eso quedó atrás“.
Otro investigador importante del MMS en Europa -especialmente en la divulgación a través de blogs y conferencias- es el ingeniero alemán Andreas Ludwig Kalcker quien ha realizado una labor interdisciplinaria de colaboración con muchos otros científicos de todo el mundo -incluido el propio Jim Humble- para generar una base de datos científica actualizada sobre la casuística y las investigaciones que se están realizando con el MMS. Se puede encontrar una conferencia suya muy interesante sobre el producto en el II Congreso de Ciencia y Espíritu celebrado en Barcelona en el 2009 donde resume los puntos esenciales a tener en cuenta en el abordaje de este remedio universal (http://vimeo.com/9062294).
ES DEMASIADO EFICAZ: ¡HAY QUE PROHIBIRLO!
Si el lector escribe MMS en Google y pincha en Buscar encontrará –al menos en el momento de redactarse este texto, a mediados de julio del 2010- nada menos que ¡91.700.000 referencias! en inglés y 2.360.000 en español (aunque muchas tienen que ver con servicios de mensajería y otras derivaciones, otras muchas hacen referencia al producto del que nos ocupamos en este texto). Y el lector podrá comprobar que el número de personas que asegura haber tomado el MMS –entre ellos profesionales de la salud- son innumerables. Lo mismo que los testimonios que lo atestiguan. Lo que difícilmente encontrará son quejas o denuncias por intoxicación o efectos secundarios.
Porque hasta ahora la única “denuncia” que ha trascendido es una que dicen se hizo a mediados de mayo pasado en Canadá y es la que se ha usado para provocar la actual ola de represión mundial tan fulminante como injustificada. Al punto de que se han cerrado las webs que comercializaban el MMS o mantenían foros sobre los resultados que obtenían quienes lo tomaban. ¿La excusa alegada? Que se trata de un “medicamento ilegal” que puede producir “dolor abdominal, náuseas, vómitos, diarrea, intoxicaciones, fallo renal y metahemoglobinemia”. ¿Y quién afirma eso? Las“autoridades sanitarias canadienses” tras constatar “la aparición de dos casos de efectos adversos graves que en un caso pusieron en peligro la vida del paciente” (la negrita y el subrayados son nuestros).
Una “excusa” tan burda –hay que ingerir 1.000 veces la dosis media recomendada de clorito sódico para que se produzcan efectos adversos importantes- que exigiría retirar en este mismo momento y de forma fulminante el 99% de los medicamentos que se venden en las farmacias de todo el mundo. Por otra parte es verdad que si no se siguen los protocolos recomendados por Jim Humble o se han ingerido alimentos y/o fármacos alopáticos sin haber dejado pasar al menos media hora se pueden producir efectos secundarios pasajeros indeseables que pueden contrarrestarse con agua, vitamina C o bicarbonato sódico pero lo cierto es que sólo hemos podido encontrar en toda la literatura médica mundial un único caso documentado clínicamente de intoxicación por clorito sódico: Acute sodium chlorite poisoning associated with renal failure. Lin JL, Lim PS. Ren Fail. 1993;15(5):645-8. PMID: 8290712.
La medida adoptada es por otra parte ilegal, represora y manifiestamente inconstitucional porque vulnera los derechos a la libertad de expresión y la libertad de información a los que todo ciudadano tiene derecho irrenunciable en un estado democrático. No es muy tranquilizador para nuestra democracia que se clausuren webs no comerciales sólo porque en ellas hay ciudadanos que cuentan sus experiencias en el ámbito de la salud con el MMS. Especialmente en estados como el nuestro donde se permiten todo tipo de webs que hacen exaltación de la violencia, las drogas, el suicidio, el racismo, el terrorismo, la pornografía, la guerra, la venta de armas, la xenofobia, la anorexia, la pedofilia… y así un larguísimo etcétera.
Todos sabemos que ingerir una simple aspirina en ayunas nos puede perforar el estómago y no por eso se prohíbe. Pero es que además hay miles de sustancias tóxicas que son “legales”. De hecho millones de personas se intoxican cada año –de las que muchas mueren- por la ingesta de medicamentos legales aun respetando las dosis recomendadas. Luego, ¿por qué tales fármacos no sólo no se prohíben sino que se autoriza su venta y promoción cuando la mayoría son paliativos y no curan nada? Porque de hecho ni siquiera las denuncias masivas de los afectados en los tribunales son a menudo suficientes para que sean retirados del mercado. Lo que nos lleva a preguntarnos lícitamente si las agencias del medicamento están al servicio de la sociedad o de las multinacionales farmacéuticas.
LAS ARGUCIAS LEGALES
Podría alegarse que el producto se ha retirado porque se trata de un” medicamento” ilegal. De hecho así lo afirma la Agencia Española del Medicamento. Lo que no se aclara es que en la actualidad sólo los fármacos pueden alegar propiedades terapéuticas, Es decir, que si alguien vende ajo en cápsulas no puede decir en la caja que tiene propiedades antimicrobianas y es un protector cardiovascular aunque sea verdad y esté constatado, ya que para poder hacerlo debe antes registrarlo ¡como fármaco! Y además probarlo con ensayos clínicos aunque todo el mundo sepa que funciona y sea innecesario. Es decir, aunque se trate de simple extracto de ajo uno debe gastarse una millonada en estudios -que nadie va a hacer porque al ser un producto natural no puede patentarse- si quiere decir en el envase para qué sirve. Y no es más que un ejemplo que puede el lector extrapolar con miles de sustancias, alimentos incluidos. La idea obviamente no es otra que reservar la posibilidad de alegar propiedades terapéuticas exclusivamente a los “medicamentos”… que son precisamente los que no curan prácticamente nada. Y, asimismo, reservar a las grandes multinacionales con dinero y poder tal posibilidad ya que es enormemente caro cumplir las actuales leyes para legalizar nuevos medicamentos, cuyo objeto no es en absoluto proteger a la población como se pretende hacer creer sino proteger los intereses de los grandes laboratorios para convertir el asunto de la salud en un monopolio.
Por eso ni Jim Humble ni nadie de los que fabricaba o distribuía el MMS en el mundo se molestó en intentar legalizarlo. Sabían que era imposible, ya que los únicos que tienen dinero para afrontar eso, las grandes multinacionales farmacéuticas, no tienen interés alguno en un producto que en lugar de tratar síntomas pueda resolver el problema de ¡numerosas patologías! Tal producto atenta contra sus intereses y las gigantescas ganancias que obtienen con meros paliativos. La industria farmacéutica no quiere productos que curen, quiere productos que los enfermos deban tomar de por vida porque ahí está el negocio.
Como resumen podemos decir que:
-El dióxido de cloro es una sal mineral tan abundante y común como el agua o la sal de mesa que no se puede patentar.
-Es demasiado barato para ser interesante comercialmente. El frasco de 140 ml. de MMS se estaba vendiendo a 30 euros y bastan 4 ml para tratar la malaria; es decir, se podría resolver esa patología ¡por menos de 1 euro! Y el tratamiento anual de un cáncer requeriría unos cuatro frascos, es decir, unos 120 euros.
-Los cálculos de algunos expertos indican que el MMS podría llevar a la retirada de ¡más de 4.000 medicamentos! Lo que supondría la ruina de la gran industria farmacéutica.
Y piénsese que según la International Union Against Cancer (UICC) las ventas anuales de productos farmacéuticos en el mundo -para todas las enfermedades- supera los 700.000 millones anuales siendo 40.000 millones los generados por los medicamentos para el cáncer. De hecho en España, según el estudio Acceso de los pacientes a los fármacos contra el cáncer en España de B. Jönsson, U. Staginnus y N. Wilking, pagamos 10.671 millones al año en medicamentos, 650 millones de ellos sólo para tratar el cáncer. Un absoluto e injustificado despilfarro que no acabará mientras la Organización Mundial de la Salud (OMS), la FDA, la Agencia Europea del Medicamento, los ministerios de sanidad y las agencias nacionales del medicamento de todos los países estén controladas por las grandes multinacionales farmacéuticas a través de testaferros; sin excluir a muchos de los parlamentarios europeos –léase el lector sus currículos y comprobará que son numerosos los que trabajaron en la industria del fármaco- y a los principales dirigentes de los grandes partidos políticos.
Obviamente desde esta revista no “animamos” a nadie a que tome sustancias ilegales. Nos limitamos a informar a la población de lo que sabemos y de que en otros países se permite su venta. Pero no es menos cierto que decenas de miles de personas con graves enfermedades estaban tomando MMS y ahora se pueden quedar sin el producto por razones absolutamente espurias lo que es injustificable intolerable. Especialmente sabiendo, como antes dijimos, que muchos de los medicamentos que se ingieren masivamente en nuestro país y se venden libremente en farmacias son mucho más peligrosos y tóxicos que el MMS.
¿Y CÓMO SE INGIERE?
Ante todo recordamos al lector que el MMS es una sustancia ilegal en nuestro país y no estamos recomendando su consumo. Nos limitamos a actuar de informadores. Dicho lo cual debemos decir que aún es posible adquirirla en internet (entre por ejemplo enwww.mmsmineral.com) y que desde luego esa opción es la mejor si opta por probarla ya que podríamos explicarle cómo fabricarlo en casa pero tiene sus riesgos y el precio al que se vende –entre 20 y 30 euros- no justifica correrlos. Tendrá pues que encargarlo fuera, en cualquier país en el que su venta sea aún legal. Luego guárdelo lejos del alcance de sus hijos y de la luz solar (esto es crucial o el producto perderá su efecto). Es más, sepa que exponer el MMS a la luz directa del sol aunque esté en una botella o frasco de color puede crear presión, romperse y provocar quemaduras; lo mismo que si entra en contacto con la piel más de 10 segundos sin diluir. Una vez se ha agregado vinagre, limón o ácido cítrico al MMS ya no puede provocar quemaduras graves pero aún puede causar problemas incluso si está diluido en agua o zumo. No permita asimismo que la botella o frasco con el MMS entre en contacto con calor y materiales orgánicos al mismo tiempo: puede ocasionar fuego. Asegúrese igualmente de dejarlo en un sitio donde no haya riesgo de caerse o romperse (si lamentablemente pasara limpie la zona bien con mucha agua y no deje que se seque porque el polvo seco de esa mezcla –como la de clorito sódico- es inflamable). Solo resta decirle que la eficacia del MMS que se comercializa en internet perdura entre 2 y 4 años.
Una vez tenga el MMS –actualmente suele comercializarse junto con un frasco de ácido cítrico para usarlo como activador- tome un vaso seco y eche en su interior las gotas de los dos frascos que requiera su protocolo específico. La dosis del activador –el ácido cítrico- y el tiempo de espera depende de cada fabricante de MMS. El comercializado en América (el original de Jim Humble) se prepara en una proporción de tres gotas de ácido cítrico por cada gota de MMS. Ello se debe a que el ácido cítrico suele venir en escamas y hay que diluirlo en agua (10% de ácido cítrico 90% de agua). El comercializado en Europa -especialmente el que ha sido prohibido por el Ministerio de Sanidad español- se prepara usando una sola gota de ácido cítrico por cada gota de clorito sódico, ya que el ácido cítrico viene disuelto en agua desde el laboratorio y es más concentrado. Lo que hace su preparación más cómoda y segura. Luego hay que dejar que actúe la mezcla de MMS y ácido cítrico. Tres minutos en el caso de usar el ácido cítrico en escamas que luego se diluye o un solo minuto si obtiene el concentrado fabricado en Alemania. Transcurrido ese tiempo añada medio vaso de agua o zumo -siempre que éste no sea un cítrico o tenga vitamina C añadida porque ésta neutraliza el efecto del MMS- e ingiéralo.
ES IMPORTANTE USAR LA DOSIS ADECUADA
El asunto de la dosificación del MMS es complejo y variable. Depende de cada persona y su dolencia pero las investigaciones realizadas en los últimos años en todo el mundo han generado una evolución en los protocolos buscando qué cantidad y periodicidad son las más efectivas. Jim Humble empezó recomendando en sus libros un Protocolo General que se iniciaba con una o dos gotas al día en una sola toma nocturna que iba aumentando hasta llegar a 15 gotas diarias que, en casos graves, se ampliaba hasta 30. Posteriormente se descubrió que había una relación en la dosis máxima a tomar y era de una gota por cada 6 kilos de peso. Por tanto la dosis máxima estaría en función del peso de la persona. Asimismo, como el efecto máximo del dióxido de cloro dura entre dos y cuatro horas en el cuerpo -aunque se puede prolongar hasta doce- se constató que es mejor hacer dos tomas -mañana y noche- que una sola gran toma diaria en la noche.
Actualmente los expertos en MMS recomiendan seguir un protocolo general en el que se empieza tomando dos gotas activadas con el ácido cítrico tres veces al día -espaciadas entre sí al menos una hora- para luego elevar tanto la dosis como el número de tomas diarias. Cada persona deberá encontrar su dosis máxima en función de su peso y nivel de toxicidad. En cuanto empiece a sentir mareos, náuseas o vómitos es que ha sobrepasado la dosis que precisa. Disminúyala pues pero no interrumpa el tratamiento. Una vez llegue a la dosis adecuada mantenga la toma entre 2 y 4 semanas (en función de la gravedad de la enfermedad). Eso sí, témela media hora antes o después de cada comida.
Este protocolo general según Jim Humble sirve para realizar una limpieza corporal de patógenos y una desintoxicación profunda siendo útil para cualquier persona y enfermedad, incluidos el cáncer y el SIDA.
Ahora bien, en los protocolos actuales se recomienda -después de un ciclo general de dos a cuatro semanas- descansar unos días y tomar diariamente 1.500 miligramos de N-Acetil-L-Cisteína -para generar glutatión en el hígado y limpiar la sangre del estrés oxidativo- y de 1 a 3 gramos diarios de vitamina C (mejor en forma de ascorbato cálcico). De esta manera se contrarrestan los efectos de la oxidación celular producida por el tratamiento con el MMS.
Jim Humble afirma que el MMS parece ser efectivo en la mayoría de las patologías –al menos en todas aquellas que cursan con acidez general o local- aunque algunas requieren mayores dosis de producto que otras. Sepa en cualquier caso que si la dosis le resulta excesiva puede contrarrestar sus efectos ingiriendo un vaso grande de agua con un gramo de vitamina C o con bicarbonato sódico (nunca ambas cosas a la vez). Si aún así no mejorara siga bebiendo agua con vitamina C o bicarbonato sódico.
Terminamos indicando que esta terapia destruye los microorganismos anaeróbicos patógenos incluyendo virus, bacterias, hongos y levaduras entre 4 horas y 4 semanas; siendo lo habitual que baste una semana. Es más, se asegura que también neutraliza por oxidación los metales pesados en el interior del cuerpo –logrando pues el mismo efecto que una quelación- y todas las sustancias tóxicas al ser éstas ácidas.
Hasta aquí la información que podemos ofrecer. Ahora la decisión de qué hacer con ella es suya.
Luis Antonio Lázaro
Resumen de lo que no conviene olvidar
1. Recuerde que el MMS no se ingiere sólo ni directamente. Debe mezclarse con el activador que está en otra botella por separado. Luego hay que esperar a que la mezcla se torne de color ámbar y finalmente añadir el agua o zumo.
2. La cantidad de activador –ácido cítrico- que se mezcla con el MMS varía en función del fabricante. Hay un MMS fabricado en Alemania en el que ambos componentes se mezclan con el mismo número de gotas (mezcla 1:1). En el MMS original –que se comercializa en México o Canadá sobre todo- la proporción es de 3 gotas de ácido cítrico por cada gota de clorito sódico (mezcla 3:1)
3. Una vez mezclados ambos componentes en un vaso seco hay que esperar a que se torne de color amarillo ámbar. Si el MMS es el europeo solo hay que esperar 1 minuto. Si es el americano hay que esperar 3 minutos.
4. Añada agua al MMS activado e ingiéralo pero si le sabe mal eche en su lugar algún zumo sin vitamina C añadida evitando los cítricos.
5. Entienda que repetidas dosis pequeñas (2-3 gotas) a lo largo del día son más efectivas que dos grandes dosis (10-15 gotas) por la mañana y por la noche.
6. La dosis idónea de MMS la marca la ausencia de efectos secundarios (mareos, náuseas o diarrea); en caso de aparecer disminuya simplemente la dosis.
7. Evite ingerir vitamina C –y por tanto los alimentos ricos en ella- dos horas antes y dos después de tomar MMS. Hacerlo neutralizaría sus efectos. Pero de ahí que si los que aparecen son demasiado intensos pueda evitarlos ingiriendo un suplemento de un gramo de vitamina C –o más si es necesario- disuelto en agua.
8. Mantenga un programa de nutrición adecuado para fortalecer su sistema inmune.
9. Al finalizar un ciclo del Protocolo General o de cualquier otro tratamiento específico tome diariamente durante una semana gramo y medio de L-acetil cisterna y mucha fruta además de 1 a 3 gramos de vitamina C (mejor en forma de ascorbatocálcico) para reforzar el sistema inmune y depurar las toxinas que no hayan podido ser bien evacuadas.
Pepe NAVARRO
http://www.youtube.com/watch?v=GltmRlEdudI&feature=related
Hace unos años comenzó a circular por internet información sobre un producto cuyas propiedades para tratar eficazmente la malaria eran tan sorprendentes que pronto empezó a usarse para otras patologías pasando a ser considerado en breve tiempo una especie de panacea; al punto de que hoy se le conoce como Suplemento Mineral Milagroso o MMS (por sus siglas en inglés). Solo que su descubridor, Jim Humble, se encontraría pronto con la realidad sanitaria mundial y cómo la posibilidad de comercializarlo se esfumaba. Así que, indignado, decidiría darlo a conocer a través de Internet, explicar su historia y enseñar a la gente a fabricarlo ¡en la cocina de su casa! Posteriormente otras personas se decidirían a comercializarlo a bajo coste para facilitar el proceso vendiéndolo a través de Internet. Pues bien, en mayo pasado la industria farmacéutica logró que las autoridades sanitarias prohibieran su comercialización y dijeran a la población en varios países -España incluida- que consumirlo tiene “riesgos”. Razón suficiente para que finalmente hayamos decidido hablar de él.
El denominado Suplemento Mineral Milagroso o MMS es simplemente clorito sódico (NaClO2) diluido en agua al 28%. Ahora bien, resulta que al mezclarse con un ácido débil -como el ácido cítrico, el limón o el vinagre- se transforma en dióxido de cloro (CLO2), gas que si se ingiere - diluido en agua o zumo-provoca un potente efecto desinfectante que según Jim Humble elimina todo agente patógeno anaeróbico que vive en terreno ácido sin afectar ni a las bacterias benéficas ni a las células sanas (gracias a que éstas tienen un pH más alcalino). Y que cumplida su función se transforma en agua (H2O) y sal común (cloruro sódico) siendo pues su ingesta inocua, es decir, carente de efectos secundarios negativos.
En un organismo sano el pH de las células y tejidos oscila entre 7,35 y 7,45… menos cuando nos intoxicamos y ese nivel baja al acidificarse el terreno. Terreno ácido y con déficit de oxígeno que es donde tanto los parásitos y microbios patógenos como las células cancerígenas pueden vivir y desarrollarse. El dióxido de cloro pues sólo acabaría con los microorganismos cuyo pH es inferior a 7. Y eso implica en principio que, siendo inocuo, es eficaz para resolver todas las patologías de origen parasitario, bacteriano, vírico o fúngico además del cáncer.
Dicho esto debemos aclarar que ni el hipoclorito sódico (NaOCl) –lo que conocemos como lejía- ni el hidróxido de sodio (NaOH) -la sosa cáustica-, productos tan utilizados en nuestros hogares, tienen nada que ver con el MMS. Ambos son altamente tóxicos si se ingieren; lo que no parece ser el caso del clorito sódico o dióxido de cloro. Aunque las autoridades sanitarias adviertan ahora de su peligro potencial, se calcula que en los últimos años deben ser ya cientos de miles de personas –si no millones- las que lo han ingerido sin que se conozca más que un caso documentado de intoxicación. Y resulta inconcebible que entre tanta gente que lo ha conocido por Internet y usado nadie haya dado testimonios negativos. Por el contrario, circulan por la red miles de testimonios sobre curaciones o mejoras en la calidad de vida, incluso en el caso de enfermedades consideradas crónicas o incurables.
En cualquier caso también conviene remarcar que es muy habitual -incluso entre los médicos- confundir el clorito sódico ClNaO2 con el clorato sódico ClNaO3. Y tampoco tienen nada que ver. El clorato sódico libera gran cantidad de ozono (O3) en su reacción oxidativa, tiene una fuerza de 2,13 milivoltios y resulta altamente corrosivo para todos los tejidos orgánicos (sanos y enfermos). Sin embargo el clorito sódico libera oxígeno (O2) que tiene un poder oxidativo de 0,93 milivotios y es mucho más biocompatible con las reacciones bioquímicas del organismo.
CÓMO FUNCIONA EL MMS
Ante todo entienda que las autoridades sanitarias no aconsejan que se tome el MMS porque –dicen- es peligroso.Según Humble cuando uno ingiere el MMS el dióxido de cloro (ClO2) que se libera en el estómago e intestino navega por todo el cuerpo a través de la sangre hasta que, cuando llega a una zona ácida y de poco oxígeno, que es donde proliferan los parásitos y microbios patógenos, acaba con ellos. ¿Cómo? En el caso de las bacterias lo que hace es absorber los electrones de la pared celular destruyéndolas. A los virus en cambio los elimina por denaturación de sus cápsides impidiendo su reproducción. En cuanto a los parásitos y hongos patógenos los elimina por oxidación.
De ahí que pueda decirse que se trata de un producto que ataca selectivamente a los agentes patógenos que se consideran causa de la mayoría de las enfermedades infecciosas -bacterias, virus, hongos y parásitos- cuyos restos, una vez neutralizados, se eliminan a través de la piel, los riñones y el colon.
Queda claro por tanto que, según Jim Humble, el dióxido de cloro no ataca a las células sanas ni a los microbios benéficos ya que tienen un pH superior a 7 y sólo se pueden destruir con una fuerza oxidativa mayor de 1,45 milivoltios. El dióxido de cloro, en las cantidades que se desprenden del MMS, no tiene fuerza para dañar el cuerpo. Los microorganismos patógenos suelen ser anaeróbicos y tienen mucha menor resistencia a la oxidación que las células sanas y los microorganismos benéficos que sí necesitan oxígeno para subsistir. Por tanto la fuerza oxidativa del dióxido de cloro (1,43 milivoltios) es suficiente para acabar selectivamente con todas las sustancias ácidas y anaeróbicas del cuerpo sin dañar el equilibrio vital del organismo.
Cabe agregar que si quien lo ingiere tiene un organismo en condiciones medianamente razonables de salud y la dosis es adecuada apenas notará síntoma secundario alguno. Pero si su organismo está muy acidificado y/o deteriorado, la dosis es excesiva o acaba de ingerir algún fármacosí puede haber efectos secundarios. Es lo que se conoce como efecto Herxheimer o estrés oxidativo y se pueden sufrir sobre todo mareos, diarrea y vómitos. ¿La razón? Si el organismo no está bien o la dosis es excesiva el cuerpo puede encontrarse con que no da abasto para deshacerse de los restos tóxicos que genera la destrucción de parásitos, microbios y células enfermas. Y para evitar ese exceso de tóxicos el organismo emplea las herramientas naturales de las que dispone a fin de expulsarlos a toda velocidad: los vomita o los excreta rápidamente por el ano. Se trata pues de malestares pasajeros propios del proceso de sanación. Y lo único que indica es que quienes los sufren –los efectos pueden durar unas pocas horas- deben reducir la dosis en la próxima toma.
Conviene asimismo saber que, si bien el dióxido de cloro permanece en el cuerpo unas doce horas, el máximo efecto surge en las cuatro primeras y de ahí que normalmente se sugieran más de dos tomas diarias. Las dosis dependen ya de cada patología y lo explicamos al final de este texto. En cuanto a la duración del tratamiento también depende de cada dolencia y de las recomendaciones del terapeuta. En la malaria, por ejemplo, son apenas necesarias 15 gotas en dos tomas separadas de 2 a 4 horas para que remita en casi el 100% de los casos en menos de 24 horas.
Por lo que al mecanismo de acción terapéutica se refiere Jim Humble lo explica así:“Cuando el dióxido de cloro se encuentra con un germen patógeno o una sustancia venenosa les ‘roba’ inmediatamente varios electrones –es lo que se conoce como proceso de oxidación- y eso las destruye. Solo que en ese proceso químico también se destruye el dióxido de cloro, liberando iones de cloro y oxígeno. El oxígeno liberado se une entonces bien con hidrógeno (H) y se forma agua (H2O), bien con carbono (C) y se forma dióxido de carbono (el gas que expiramos al respirar). En cuanto al ión de cloro se une al sodio presente en el organismo y se forma sal común (NaCl)”. En suma, todas ellas sustancias inocuas y por eso no se justifica la afirmación de que el producto puede ser peligroso.
En la actualidad Jim Humble se dedica a viajar difundiendo sus hallazgos, a pesar de que ya tiene más 80 años, tras pasar varios en África y Sudamérica intentando convencer a sus poblaciones de que el MMS puede erradicar de ambos continentes la malaria -asegura que más de 200.000 personas ya la han superado con su producto en los últimos diez años- además de otras enfermedades infecciosas. También el SIDA tiene tratamiento con este remedio pues según afirma “los enfermos de SIDA mejoran en solo tres días”. Claro que también afirma que “otras enfermedades y trastornos simplemente desaparecen”. “Es impresionante –asegura- ver cómo el MMS, cuando se usa apropiadamente, es utilizado por el cuerpo para atacar sólo aquellos patógenos que le causan daños sin afectar a ninguna bacteria útil o célula sana. Ello se debe a que fortalece el sistema inmune. No es pues un tratamiento para una enfermedad específica. ¡Ayuda en cualquier patología!”
Y puede que tenga razón porque ya hay hospitales de África, México, Nicaragua, Andorra, Suiza y Japón que han decidido probarlo en muy diferentes dolencias tras empezar a usarlo primero en problemas epidérmicos: quemaduras, eccemas, herpes, heridas infectadas que no cicatrizan, picaduras de insectos, hongos en los pies o en los genitales…
LA HISTORIA DEL MMS
El clorito sódico es un producto de uso industrial que se utiliza para desinfectar agua y blanquear papel y telas. Está asimismo presente en dentífricos, geles, caramelos, chicles y en las sustancias de limpieza de aparatos quirúrgicos. Fue usado terapéuticamente por primera vez en 1926 a una concentración del 3,5% con el nombre de Oxígeno Estabilizado por el Dr. William Koch quien lo aplicó en niños con retraso mental en la creencia de que su ingesta liberaría oxígeno no tóxico en su cerebro y éstos mejorarían. Fracasó porque el oxígeno liberado se combinaba con los hidrógenos del organismo y se transformaba en agua. Era pues inocuo pero no ayudaba a esos enfermos.
Debieron pasar luego muchos años hasta que alguien se interesó en volver a estudiar científicamente sus posibilidades terapéuticas. De hecho la primera referencia que hemos encontrado data de 1990 cuando los doctores Yu-Shiaw Chen y James M. Vaughn dieron a conocer un trabajo tituladoApplied and environmental microbiology que presentaron ante la American Society for Microbiology sobre el papel del ClO2 en la eliminación de rotavirus en monos y hombres. Posteriormente, en el año 2000, el Dr. Friederich W. Kühne aprovecharía lo que había leído y patentaría el 11 de julio en Estados Unidos (patente nº 6.086922) cómo tratar el VIH y el SIDA con ClO2. Y se dedicó a comercializar sus tratamientos a precios abusivos hasta que vendió la empresa por cuatro millones y medio de dólares.
Así llegamos a cómo Jim Humble descubrió el dióxido de cloro por casualidad. Él y sus colaboradores estaban en 1996 buscando oro en la selva de la Guayana -lugar donde la malaria hace estragos- y usaron Oxígeno Estabilizado –que no es sino clorito sódico diluido al 3,5%- para purificar el agua que bebían. Fue cuando comprobaron que quienes sufrían la malaria sanaban repentinamente cuando bebían el agua así tratada. Aquello le llamó poderosamente la atención y tras probar en muchos enfermos y ver que sus síntomas desaparecían decidió investigar qué reacción bioquímica podía estar logrando aquello.
Un par de años después llegaría a la conclusión de que combinando clorito sódico diluido en agua al 28% con un ácido débil como el ácido cítrico –también sirven el vinagre y el limón aunque su reacción activadora es mucho más débil- e ingerido disuelto en agua o zumo se genera un gas, el dióxido de cloro, que tiene efectos curativos sorprendentes en caso de malaria. Así que decidió acudir a las autoridades de aquellos países africanos y americanos donde esta enfermedad hace más estragos para que se lo proporcionaran a los enfermos y sanarles. Una iniciativa tan loable como inútil porque pronto comprobaría cómo la industria farmacéutica presionaba tanto a las autoridades sanitarias como a los representantes de los colectivos médicos con los que había contactado para evitar que se utilizara el MMS. Les bastó decir que si promocionaban aquel producto dejarían de recibir vacunas y medicamentos para otras patologías.
Fue cuando Humble decidió escribir un libro titulado El milagroso suplemento mineral del siglo XXI -que consta de dos tomos- en el que contaría su descubrimiento, sus vicisitudes –incluida la persecución que sufrió y le obligó a dejar Estados Unidos para refugiarse en México- y cómo obtener el MMS. Libro que luego colgaría gratuitamente en Internet para que la información estuviera accesible a cualquiera. Lamentablemente la traducción al español que de esa obra hay en la red quita credibilidad al contenido. Hemos de agregar que aunque en ella Humble explica cómo fabricar el MMS en la cocina de cualquier casa de forma sencilla –e incluso de forma masiva-, en la actualidad no lo aconseja tras comprobar que ha habido algunos accidentes por interpretaciones erróneas de los pasos a seguir. Es pues mejor, en caso de estar interesado, obtenerlo a través de Internet en aquellos países en los que aún se permite su venta.
Dicho esto cabe agregar que tampoco sugiere el uso del vinagre, tras entender que su ingesta puede provocar la proliferación de cándidas y es mejor utilizar ácido cítrico, preferentemente concentrado. Así lo descubriría experimentalmente uno de los médicos que colabora con él: el Dr. Thomas Lee Hesselink.
INVESTIGACIONES MÉDICAS
Afortunadamente la mafia sanitaria no puede controlar a todos los investigadores del mundo, aunque sí controlen a los responsables de las principales entidades y colectivos profesionales; así como a los ejecutivos de las más importantes revistas científicas porque todos ellos dependen de la industria. Sin los grandes laboratorios farmacéuticos muchos centros se quedarían sin subvenciones, los investigadores sin fondos y las revistas sin publicidad. Pero no llegan a los miles de investigadores independientes de todo el mundo y no controlan a las revistas de menor “importancia” porque son demasiadas. Y de ahí que haya habido algunos trabajos científicos que confirman las propiedades del MMS.
Es el caso de los médicos japoneses Norio Ogata y Takashi Shibata quienes en el 2007 trataron en su laboratorio de Osaka a ratones a los que inocularon el virus de la gripe A constatando que el 100% de los tratados con ClO2 sobrevivía mientras el 70% de los del grupo de control moría (http://vir.sgmjournals.org/cgi/reprint/89/1/60.pdf).
El doctor suizo Klaus Schustereder ha estado por su parte trabajando en África con el MMS y otros medicamentos homeopáticos. Pues bien, en uno de sus estudios –realizado en el 2008- trató a 10 personas que tenían SIDA y malaria simultáneamente y comprobó que en 8 de los casos la carga viral pasó a ser de cero desapareciendo además la malaria. Y las pruebas fueron realizadas en el Instituto Pasteur (www.lediamantvivant.comywww.borderlands.de/net_pdf/NET1108S9-16.pdf) con el formato de doble ciego.
También los doctores Cheryl M. Bongiovanni, Michael D. Hughes y Robert W. Bomengen efectuaron en el Hospital de Clínicas de la Región de los Lagos (Lakeview, Oregón (EEUU) un estudio con 231 pacientes que sufrían pie diabético con resultados excelentes pues la mayoría cicatrizaron en pocas semanas. El trabajo –titulado Accelerated Wound Healing: Multidisciplinary Advances in the Care of Venous Leg Ulcers-apareció en Angiology el año 2006 (http://ang.sagepub.com/cgi/reprint/57/2/139.pdf).
En España hay quien igualmente tiene experiencia médica en el MMS. La doctora Eva Serra por ejemplo, odontóloga especializada en implantología y ortodoncia, nos diría “Mi experiencia con el MMS ha sido -y es- muy satisfactoria desde el principio. En aftas, estomatitis aftosas, enfermedades periodontales, post cirugía... En todos esos campos ha demostrado ser eficaz y beneficioso. Especialmente en el tratamiento de las estomatitis aftosas -las resuelve en veinticuatro horas- así como colutorio tras cualquier tipo de cirugía oral. Acelera la cicatrización, previene infecciones y alivia molestias. Evidentemente antes de prescribir a mis pacientes el MMS estuve tomándolo yo misma tres semanas y al menos en mí los efectos fueron beneficiosos. Experimenté un claro bienestar general con una sorprendente mejoría en el cansancio y agotamiento personal. No he realizado pues ningún estudio clínico con el MMS pero puedo aseverar que ha tenido un resultado positivo en todos los pacientes tratados. Mi experiencia ha sido tan positiva que he establecido un protocolo de forma habitual con MMS como colutorio en todos los casos de cirugía oral, bien sean implantológicos, cirugía de terceros molares o pacientes periodontales con un resultado muy satisfactorio”.
La experiencia del Dr. Alfredo Ruiz es igualmente positiva. Solo que este médico realizó su investigación -se llevó a cabo entre el 10 de junio y el 10 de diciembre del 2009 en el Hospital del Monte Tabor y en la Universidad Policlínica de Nicaragua en Managua- en varias enfermedades distintas: cáncer reumatismo, fibromialgia, colitis, patologías virales… Pues bien, según el estudio en la mayoría de los casos hubo una rápida y favorable respuesta al tratamiento. En su trabajo el Dr. Ruiz explica los efectos bioquímicos del MMS en el organismo: “Dentro del cuerpo la toxocinética de este mineral lo hace muy versátil pues al igual que el dióxido de carbono el dióxido de cloro penetra en el glóbulo rojo y es transportado por la sangre a todas partes. Esta penetración la puede efectuar desde las mismas paredes del estómago por lo que su incursión en la economía corporal puede ser rápida. Ya en la sangre el dióxido de cloro se va liberando poco a poco del MMS en las siguientes 12 horas de su administración y mantiene su actividad curativa pues sólo se activa cuando encuentra un tejido con exceso de radicales ácidos que, por su misma presencia, requieren ser oxidados. Entonces el dióxido de cloro ‘explota’, es decir, se desdobla muy rápidamente en 2O-2 y Cl-1, los iones más electronegativos del planeta después del flúor. El oxígeno despoja el exceso de acidez o hidrógeno del lugar y forma agua inofensiva y el cloro también captura rápidamente más hidrógeno oxidándolo y forma k.o. el cual, al interactuar con el sistema buffer hepático, capta sodio circulante y se transforma en sal común y H+… pero este hidrógeno ya está fuera del lugar donde estaba formando acidez nociva y es absorbido por el ácido carbónico; luego adicionando sodio forma bicarbonato de sodio (… ) Por otro lado, el cloro puede no formar ácido clorhídrico (HCl) sino irse al sistema inmunitario y ser material precursor para formar ácido hipocloroso (HClO) que el mismo sistema inmune usa contra microorganismos patógenos y células malignas, logrando más efectividad y selectividad en su función. Investigaciones sobre el producto han especificado que cuando se forma por activación el dióxido de cloro una pequeña porción de él se transforma en su conjugado que, casualmente, es el ácido hipocloroso, la sustancia que los neutrófilos y macrófagos vierten sobre los microbios para combatirlos. De ahí su efecto antibiótico”.
Antonio Romo Paz, químico, máster en Nutrición, académico e investigador de la Universidad Sonora de México estudia también desde hace 4 años los efectos del MMS y asegura que puede ser utilizado para tratar enfermedades como la malaria, el dengue, la tuberculosis, las hepatitis A, B y C, el SIDA, la influenza, la neumonía y el cáncer.
“El dióxido de cloro en las cantidades recomendadas –afirma en una entrevista que el lector puede leer íntegramente enhttp://www.narom.org/Antonio%20Romo%20Paz.html- es un reforzador del sistema inmune muy potente. También actúa afectando el metabolismo de los microorganismos y otros patógenos provocando la muerte de éstos por inanición sin dejar información genética; y debido a esto no genera resistencia. Piénsese que el dióxido de cloro se utiliza en muchas ciudades de Estados Unidos y Europa para purificar el agua que consumen sus habitantes. En cuanto a la seguridad del tratamiento a las cantidades recomendadas se ingiere solamente una parte por millón de dióxido de cloro (ppm), cantidad similar a la empleada en los sistemas de agua de las ciudades y solamente por varios días se sube esa cantidad. Y en 10 años de estarse usando esas cantidades no se ha reportado ningún efecto secundario. Solamente hay reacción al producto cuando se emplea en personas que anteriormente fueron tratadas con diferentes medicamentos por largos periodos pero en tales casos se disminuye la dosis. Las reacciones que se observan son náuseas, vómitos y a veces diarrea pero al bajar la dosis ya no se vuelven a presentar. Y no en todas las personas se observan esas reacciones”. Posteriormente, al referirse a sus investigaciones, diría: “Lo que hicimos fue investigar qué tan efectivo era el MMS para combatir la tuberculosis y para ello se lo administramos a personas con esta enfermedad y que llevaban el tratamiento tradicional en el centro de salud local. Entre las personas tratadas había un joven de 24 años con tuberculosis resistente a todos los antibióticos y a los 15 días de tomarlo le tocó hacerse análisis clínicos y salió negativo al bacilo de esta enfermedad. Hasta el mismo médico se sorprendió de los resultados porque las autoridades de salud no estaban enteradas de que también llevaba el tratamiento de MMS. El tratamiento tradicional de la tuberculosis dura aproximadamente 6 meses y con el MMS bastaron 15 días para obtenerse resultados satisfactorios... Otro caso documentado es el de una persona de 50 años de edad con cáncer prostático y metástasis (diseminado). Sus análisis clínicos mostraban un antígeno prostático de 847 -factor que nos indica la gravedad de la enfermedad- y al segundo día de tratamiento -esa persona estaba postrada- ya se había levantado y tenía mejor humor. A los 3 meses de tratamiento su antígeno prostático había disminuido drásticamente y en la actualidad, a 6 meses del diagnóstico, tiene un antígeno prostático de 7 que aunque aún no es normal del todo se considera satisfactorio porque lleva una tendencia a la baja; lo ideal es que esté por debajo de 4. Esa persona hace hoy vida normal y se encuentra trabajando y en excelente estado de salud. Y del cáncer prostático ya ni se acuerda; eso quedó atrás“.
Otro investigador importante del MMS en Europa -especialmente en la divulgación a través de blogs y conferencias- es el ingeniero alemán Andreas Ludwig Kalcker quien ha realizado una labor interdisciplinaria de colaboración con muchos otros científicos de todo el mundo -incluido el propio Jim Humble- para generar una base de datos científica actualizada sobre la casuística y las investigaciones que se están realizando con el MMS. Se puede encontrar una conferencia suya muy interesante sobre el producto en el II Congreso de Ciencia y Espíritu celebrado en Barcelona en el 2009 donde resume los puntos esenciales a tener en cuenta en el abordaje de este remedio universal (http://vimeo.com/9062294).
ES DEMASIADO EFICAZ: ¡HAY QUE PROHIBIRLO!
Si el lector escribe MMS en Google y pincha en Buscar encontrará –al menos en el momento de redactarse este texto, a mediados de julio del 2010- nada menos que ¡91.700.000 referencias! en inglés y 2.360.000 en español (aunque muchas tienen que ver con servicios de mensajería y otras derivaciones, otras muchas hacen referencia al producto del que nos ocupamos en este texto). Y el lector podrá comprobar que el número de personas que asegura haber tomado el MMS –entre ellos profesionales de la salud- son innumerables. Lo mismo que los testimonios que lo atestiguan. Lo que difícilmente encontrará son quejas o denuncias por intoxicación o efectos secundarios.
Porque hasta ahora la única “denuncia” que ha trascendido es una que dicen se hizo a mediados de mayo pasado en Canadá y es la que se ha usado para provocar la actual ola de represión mundial tan fulminante como injustificada. Al punto de que se han cerrado las webs que comercializaban el MMS o mantenían foros sobre los resultados que obtenían quienes lo tomaban. ¿La excusa alegada? Que se trata de un “medicamento ilegal” que puede producir “dolor abdominal, náuseas, vómitos, diarrea, intoxicaciones, fallo renal y metahemoglobinemia”. ¿Y quién afirma eso? Las“autoridades sanitarias canadienses” tras constatar “la aparición de dos casos de efectos adversos graves que en un caso pusieron en peligro la vida del paciente” (la negrita y el subrayados son nuestros).
Una “excusa” tan burda –hay que ingerir 1.000 veces la dosis media recomendada de clorito sódico para que se produzcan efectos adversos importantes- que exigiría retirar en este mismo momento y de forma fulminante el 99% de los medicamentos que se venden en las farmacias de todo el mundo. Por otra parte es verdad que si no se siguen los protocolos recomendados por Jim Humble o se han ingerido alimentos y/o fármacos alopáticos sin haber dejado pasar al menos media hora se pueden producir efectos secundarios pasajeros indeseables que pueden contrarrestarse con agua, vitamina C o bicarbonato sódico pero lo cierto es que sólo hemos podido encontrar en toda la literatura médica mundial un único caso documentado clínicamente de intoxicación por clorito sódico: Acute sodium chlorite poisoning associated with renal failure. Lin JL, Lim PS. Ren Fail. 1993;15(5):645-8. PMID: 8290712.
La medida adoptada es por otra parte ilegal, represora y manifiestamente inconstitucional porque vulnera los derechos a la libertad de expresión y la libertad de información a los que todo ciudadano tiene derecho irrenunciable en un estado democrático. No es muy tranquilizador para nuestra democracia que se clausuren webs no comerciales sólo porque en ellas hay ciudadanos que cuentan sus experiencias en el ámbito de la salud con el MMS. Especialmente en estados como el nuestro donde se permiten todo tipo de webs que hacen exaltación de la violencia, las drogas, el suicidio, el racismo, el terrorismo, la pornografía, la guerra, la venta de armas, la xenofobia, la anorexia, la pedofilia… y así un larguísimo etcétera.
Todos sabemos que ingerir una simple aspirina en ayunas nos puede perforar el estómago y no por eso se prohíbe. Pero es que además hay miles de sustancias tóxicas que son “legales”. De hecho millones de personas se intoxican cada año –de las que muchas mueren- por la ingesta de medicamentos legales aun respetando las dosis recomendadas. Luego, ¿por qué tales fármacos no sólo no se prohíben sino que se autoriza su venta y promoción cuando la mayoría son paliativos y no curan nada? Porque de hecho ni siquiera las denuncias masivas de los afectados en los tribunales son a menudo suficientes para que sean retirados del mercado. Lo que nos lleva a preguntarnos lícitamente si las agencias del medicamento están al servicio de la sociedad o de las multinacionales farmacéuticas.
LAS ARGUCIAS LEGALES
Podría alegarse que el producto se ha retirado porque se trata de un” medicamento” ilegal. De hecho así lo afirma la Agencia Española del Medicamento. Lo que no se aclara es que en la actualidad sólo los fármacos pueden alegar propiedades terapéuticas, Es decir, que si alguien vende ajo en cápsulas no puede decir en la caja que tiene propiedades antimicrobianas y es un protector cardiovascular aunque sea verdad y esté constatado, ya que para poder hacerlo debe antes registrarlo ¡como fármaco! Y además probarlo con ensayos clínicos aunque todo el mundo sepa que funciona y sea innecesario. Es decir, aunque se trate de simple extracto de ajo uno debe gastarse una millonada en estudios -que nadie va a hacer porque al ser un producto natural no puede patentarse- si quiere decir en el envase para qué sirve. Y no es más que un ejemplo que puede el lector extrapolar con miles de sustancias, alimentos incluidos. La idea obviamente no es otra que reservar la posibilidad de alegar propiedades terapéuticas exclusivamente a los “medicamentos”… que son precisamente los que no curan prácticamente nada. Y, asimismo, reservar a las grandes multinacionales con dinero y poder tal posibilidad ya que es enormemente caro cumplir las actuales leyes para legalizar nuevos medicamentos, cuyo objeto no es en absoluto proteger a la población como se pretende hacer creer sino proteger los intereses de los grandes laboratorios para convertir el asunto de la salud en un monopolio.
Por eso ni Jim Humble ni nadie de los que fabricaba o distribuía el MMS en el mundo se molestó en intentar legalizarlo. Sabían que era imposible, ya que los únicos que tienen dinero para afrontar eso, las grandes multinacionales farmacéuticas, no tienen interés alguno en un producto que en lugar de tratar síntomas pueda resolver el problema de ¡numerosas patologías! Tal producto atenta contra sus intereses y las gigantescas ganancias que obtienen con meros paliativos. La industria farmacéutica no quiere productos que curen, quiere productos que los enfermos deban tomar de por vida porque ahí está el negocio.
Como resumen podemos decir que:
-El dióxido de cloro es una sal mineral tan abundante y común como el agua o la sal de mesa que no se puede patentar.
-Es demasiado barato para ser interesante comercialmente. El frasco de 140 ml. de MMS se estaba vendiendo a 30 euros y bastan 4 ml para tratar la malaria; es decir, se podría resolver esa patología ¡por menos de 1 euro! Y el tratamiento anual de un cáncer requeriría unos cuatro frascos, es decir, unos 120 euros.
-Los cálculos de algunos expertos indican que el MMS podría llevar a la retirada de ¡más de 4.000 medicamentos! Lo que supondría la ruina de la gran industria farmacéutica.
Y piénsese que según la International Union Against Cancer (UICC) las ventas anuales de productos farmacéuticos en el mundo -para todas las enfermedades- supera los 700.000 millones anuales siendo 40.000 millones los generados por los medicamentos para el cáncer. De hecho en España, según el estudio Acceso de los pacientes a los fármacos contra el cáncer en España de B. Jönsson, U. Staginnus y N. Wilking, pagamos 10.671 millones al año en medicamentos, 650 millones de ellos sólo para tratar el cáncer. Un absoluto e injustificado despilfarro que no acabará mientras la Organización Mundial de la Salud (OMS), la FDA, la Agencia Europea del Medicamento, los ministerios de sanidad y las agencias nacionales del medicamento de todos los países estén controladas por las grandes multinacionales farmacéuticas a través de testaferros; sin excluir a muchos de los parlamentarios europeos –léase el lector sus currículos y comprobará que son numerosos los que trabajaron en la industria del fármaco- y a los principales dirigentes de los grandes partidos políticos.
Obviamente desde esta revista no “animamos” a nadie a que tome sustancias ilegales. Nos limitamos a informar a la población de lo que sabemos y de que en otros países se permite su venta. Pero no es menos cierto que decenas de miles de personas con graves enfermedades estaban tomando MMS y ahora se pueden quedar sin el producto por razones absolutamente espurias lo que es injustificable intolerable. Especialmente sabiendo, como antes dijimos, que muchos de los medicamentos que se ingieren masivamente en nuestro país y se venden libremente en farmacias son mucho más peligrosos y tóxicos que el MMS.
¿Y CÓMO SE INGIERE?
Ante todo recordamos al lector que el MMS es una sustancia ilegal en nuestro país y no estamos recomendando su consumo. Nos limitamos a actuar de informadores. Dicho lo cual debemos decir que aún es posible adquirirla en internet (entre por ejemplo enwww.mmsmineral.com) y que desde luego esa opción es la mejor si opta por probarla ya que podríamos explicarle cómo fabricarlo en casa pero tiene sus riesgos y el precio al que se vende –entre 20 y 30 euros- no justifica correrlos. Tendrá pues que encargarlo fuera, en cualquier país en el que su venta sea aún legal. Luego guárdelo lejos del alcance de sus hijos y de la luz solar (esto es crucial o el producto perderá su efecto). Es más, sepa que exponer el MMS a la luz directa del sol aunque esté en una botella o frasco de color puede crear presión, romperse y provocar quemaduras; lo mismo que si entra en contacto con la piel más de 10 segundos sin diluir. Una vez se ha agregado vinagre, limón o ácido cítrico al MMS ya no puede provocar quemaduras graves pero aún puede causar problemas incluso si está diluido en agua o zumo. No permita asimismo que la botella o frasco con el MMS entre en contacto con calor y materiales orgánicos al mismo tiempo: puede ocasionar fuego. Asegúrese igualmente de dejarlo en un sitio donde no haya riesgo de caerse o romperse (si lamentablemente pasara limpie la zona bien con mucha agua y no deje que se seque porque el polvo seco de esa mezcla –como la de clorito sódico- es inflamable). Solo resta decirle que la eficacia del MMS que se comercializa en internet perdura entre 2 y 4 años.
Una vez tenga el MMS –actualmente suele comercializarse junto con un frasco de ácido cítrico para usarlo como activador- tome un vaso seco y eche en su interior las gotas de los dos frascos que requiera su protocolo específico. La dosis del activador –el ácido cítrico- y el tiempo de espera depende de cada fabricante de MMS. El comercializado en América (el original de Jim Humble) se prepara en una proporción de tres gotas de ácido cítrico por cada gota de MMS. Ello se debe a que el ácido cítrico suele venir en escamas y hay que diluirlo en agua (10% de ácido cítrico 90% de agua). El comercializado en Europa -especialmente el que ha sido prohibido por el Ministerio de Sanidad español- se prepara usando una sola gota de ácido cítrico por cada gota de clorito sódico, ya que el ácido cítrico viene disuelto en agua desde el laboratorio y es más concentrado. Lo que hace su preparación más cómoda y segura. Luego hay que dejar que actúe la mezcla de MMS y ácido cítrico. Tres minutos en el caso de usar el ácido cítrico en escamas que luego se diluye o un solo minuto si obtiene el concentrado fabricado en Alemania. Transcurrido ese tiempo añada medio vaso de agua o zumo -siempre que éste no sea un cítrico o tenga vitamina C añadida porque ésta neutraliza el efecto del MMS- e ingiéralo.
ES IMPORTANTE USAR LA DOSIS ADECUADA
El asunto de la dosificación del MMS es complejo y variable. Depende de cada persona y su dolencia pero las investigaciones realizadas en los últimos años en todo el mundo han generado una evolución en los protocolos buscando qué cantidad y periodicidad son las más efectivas. Jim Humble empezó recomendando en sus libros un Protocolo General que se iniciaba con una o dos gotas al día en una sola toma nocturna que iba aumentando hasta llegar a 15 gotas diarias que, en casos graves, se ampliaba hasta 30. Posteriormente se descubrió que había una relación en la dosis máxima a tomar y era de una gota por cada 6 kilos de peso. Por tanto la dosis máxima estaría en función del peso de la persona. Asimismo, como el efecto máximo del dióxido de cloro dura entre dos y cuatro horas en el cuerpo -aunque se puede prolongar hasta doce- se constató que es mejor hacer dos tomas -mañana y noche- que una sola gran toma diaria en la noche.
Actualmente los expertos en MMS recomiendan seguir un protocolo general en el que se empieza tomando dos gotas activadas con el ácido cítrico tres veces al día -espaciadas entre sí al menos una hora- para luego elevar tanto la dosis como el número de tomas diarias. Cada persona deberá encontrar su dosis máxima en función de su peso y nivel de toxicidad. En cuanto empiece a sentir mareos, náuseas o vómitos es que ha sobrepasado la dosis que precisa. Disminúyala pues pero no interrumpa el tratamiento. Una vez llegue a la dosis adecuada mantenga la toma entre 2 y 4 semanas (en función de la gravedad de la enfermedad). Eso sí, témela media hora antes o después de cada comida.
Este protocolo general según Jim Humble sirve para realizar una limpieza corporal de patógenos y una desintoxicación profunda siendo útil para cualquier persona y enfermedad, incluidos el cáncer y el SIDA.
Ahora bien, en los protocolos actuales se recomienda -después de un ciclo general de dos a cuatro semanas- descansar unos días y tomar diariamente 1.500 miligramos de N-Acetil-L-Cisteína -para generar glutatión en el hígado y limpiar la sangre del estrés oxidativo- y de 1 a 3 gramos diarios de vitamina C (mejor en forma de ascorbato cálcico). De esta manera se contrarrestan los efectos de la oxidación celular producida por el tratamiento con el MMS.
Jim Humble afirma que el MMS parece ser efectivo en la mayoría de las patologías –al menos en todas aquellas que cursan con acidez general o local- aunque algunas requieren mayores dosis de producto que otras. Sepa en cualquier caso que si la dosis le resulta excesiva puede contrarrestar sus efectos ingiriendo un vaso grande de agua con un gramo de vitamina C o con bicarbonato sódico (nunca ambas cosas a la vez). Si aún así no mejorara siga bebiendo agua con vitamina C o bicarbonato sódico.
Terminamos indicando que esta terapia destruye los microorganismos anaeróbicos patógenos incluyendo virus, bacterias, hongos y levaduras entre 4 horas y 4 semanas; siendo lo habitual que baste una semana. Es más, se asegura que también neutraliza por oxidación los metales pesados en el interior del cuerpo –logrando pues el mismo efecto que una quelación- y todas las sustancias tóxicas al ser éstas ácidas.
Hasta aquí la información que podemos ofrecer. Ahora la decisión de qué hacer con ella es suya.
Luis Antonio Lázaro
Resumen de lo que no conviene olvidar
1. Recuerde que el MMS no se ingiere sólo ni directamente. Debe mezclarse con el activador que está en otra botella por separado. Luego hay que esperar a que la mezcla se torne de color ámbar y finalmente añadir el agua o zumo.
2. La cantidad de activador –ácido cítrico- que se mezcla con el MMS varía en función del fabricante. Hay un MMS fabricado en Alemania en el que ambos componentes se mezclan con el mismo número de gotas (mezcla 1:1). En el MMS original –que se comercializa en México o Canadá sobre todo- la proporción es de 3 gotas de ácido cítrico por cada gota de clorito sódico (mezcla 3:1)
3. Una vez mezclados ambos componentes en un vaso seco hay que esperar a que se torne de color amarillo ámbar. Si el MMS es el europeo solo hay que esperar 1 minuto. Si es el americano hay que esperar 3 minutos.
4. Añada agua al MMS activado e ingiéralo pero si le sabe mal eche en su lugar algún zumo sin vitamina C añadida evitando los cítricos.
5. Entienda que repetidas dosis pequeñas (2-3 gotas) a lo largo del día son más efectivas que dos grandes dosis (10-15 gotas) por la mañana y por la noche.
6. La dosis idónea de MMS la marca la ausencia de efectos secundarios (mareos, náuseas o diarrea); en caso de aparecer disminuya simplemente la dosis.
7. Evite ingerir vitamina C –y por tanto los alimentos ricos en ella- dos horas antes y dos después de tomar MMS. Hacerlo neutralizaría sus efectos. Pero de ahí que si los que aparecen son demasiado intensos pueda evitarlos ingiriendo un suplemento de un gramo de vitamina C –o más si es necesario- disuelto en agua.
8. Mantenga un programa de nutrición adecuado para fortalecer su sistema inmune.
9. Al finalizar un ciclo del Protocolo General o de cualquier otro tratamiento específico tome diariamente durante una semana gramo y medio de L-acetil cisterna y mucha fruta además de 1 a 3 gramos de vitamina C (mejor en forma de ascorbatocálcico) para reforzar el sistema inmune y depurar las toxinas que no hayan podido ser bien evacuadas.
Pepe NAVARRO
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